Uno que es el grupo de Bohuslan Big Band fue en el Centro de Convenciones de Ciudad del Saber
En la plaza toca:
Porque Puma Zumix Grupo juvenil que interpreta...
Este año bisiesto ha traído insultos e inmundicias, medias verdades y grandes mentiras, publicidad maquillada, palabras dulces, pero venenosas; todo ejecutado fríamente con el evidente cinismo reflejado en el rostro impertérrito de quienes tienen la evidente intención de causar daño moral, político o económico y, peor aún, de quienes disfrutan haciéndolo. No es necesario hacer una lista con ejemplos concretos, porque todos los hemos visto y oído en los últimos tiempos; pero lo esperanzador, a pesar de esas prácticas negativas, es que cada vez observamos más muestras de civismo y rectitud de ciudadanos que desaprueban y censuran esas conductas. Son hálitos de esperanza de que no todo esté perdido, de que hay luces en las tinieblas.
La jerarquía de la Iglesia Católica, como Madre y Maestra, no ceja en hacer llamados a la paz, a la concordia, a desechar odios y pasiones destructivas que no conducen a nada bueno. Ha acompañado su prédica con acciones concretas, mediando en conflictos entre diversos grupos de ciudadanos y autoridades oficiales. El Arzobispo de Panamá ha hecho repetidos llamados a la reflexión y a la reconciliación, al diálogo y a la equidad en la cultura política; la Conferencia Episcopal panameña ha llamado a actuar con conciencia recta, con transparencia y con honestidad en la búsqueda del bien común; y el Arzobispado ha sido sede de numerosas reuniones de ciudadanos preocupados por el ambiente de zozobra e inestabilidad. En cuanto a las instituciones que están llamadas a propiciar el bien común en un régimen democrático, cada una desde su ámbito, existe la opinión generalizada de que tanto la Autoridad del Canal de Panamá como el Tribunal Electoral disfrutan de la confianza ciudadana, porque cada una cumple su función con independencia de criterio, con eficiencia y con honestidad. Los trabajos de ampliación del Canal y la pureza de las elecciones son galardones que el país muestra al mundo entero como evidencia de lo que somos capaces los panameños, para orgullo de esta y de las próximas generaciones.
En la misma línea de acción positiva se registra el pacto acordado por el Frente por la Democracia suscrito por dirigentes de la sociedad civil y partidos de oposición. Acordaron cerca de 24 temas relacionados con la democracia, las instituciones y la libertad de expresión sobre los cuales coinciden como objetivos compartidos que deben ser respetados y promocionados, aparte de cuál sea el resultado de las elecciones del 2014. Esfuerzos como este son constructivos, porque podremos identificar rumbos definidos que los ciudadanos podríamos aprobar cuando nos corresponda respaldarlos con nuestro voto, para luego poder exigir su cumplimiento por las autoridades que hayamos de escoger.
El ejemplo de civismo de los ciudadanos que concurrieron a participar en las pasadas elecciones internas del PRD es digno de aplaudir e imitar; merece el reconocimiento de quienes, con imparcialidad objetiva, vimos esa contienda. Independientemente de quienes competían y de quienes fueran escogidos, lo hicieron, en términos generales, en orden, paz y libertad, demostrando la cultura política que todos los partidos políticos deben imitar por el bien del país. Muy distinto a la vergonzosa chabacanería que reinó en la Plaza 5 de Mayo recientemente. El descontento que se manifiesta en las redes sociales es una prueba fehaciente del clamor generalizado contra la maleantería política criolla.
En su reciente conferencia aquí el ilustre Arzobispo de Honduras, monseñor Oscar Rodríguez Madariaga, ensalzó la buena política como constructora del bien común y calificó la politiquería como la peor aberración. Ojalá esa buena política prime, desde ahora, en el ambiente de la incipiente campaña electoral. Y en todas las siguientes.
EXDIPUTADA DE LA REPÚBLICA.