• 16/08/2009 02:00

El festín de la imaginación

Como diría Robin Meyers: “sin importar la edad nunca debemos dejar de comer libros, porque ellos son el festín de la imaginación”. Me pa...

Como diría Robin Meyers: “sin importar la edad nunca debemos dejar de comer libros, porque ellos son el festín de la imaginación”. Me parece que la mayor parte de la crueldad humana disminuiría si se desarrollara en el niño y niña —a temprana edad— la más vital de las facultades humanas que es la imaginación. Es por ello que me resultó tan de mal gusto cuando supe que el Municipio no iba a patrocinar el pabellón infantil en la V Feria Internacional del Libro. Recapacitar y a tiempo fue la mejor decisión.

Pensemos en alguna razón por lo que es necesario tener libros en el hogar: representan la vida del pensamiento y del sentimiento; nos mantienen en expectativa y curiosidad; es sabiduría portátil; nos hacen mantener una relación silenciosa, la cual podemos controlar y moldear; nos otorgan el permiso de ingresar a otro mundo, de adentrarnos en las pasiones más íntimas, en las verdades y mentiras, en las ilusiones, esperanzas, alegrías y tristezas de otros; son historias que van y vienen; sucesos inventados con análisis psicológico de situaciones y caracteres, cuyos autores nos desafían a contemplar el mundo con la misma agudeza que ellos. Es el deleite a una sensación sublime.

El escritor no puede vivir indiferente a los problemas de su tiempo y debe intervenir al servicio de la sociedad. Por tanto, las grandes obras literarias representan el alma de los pueblos, identificándose con algunos rasgos de los países donde han sido creadas, siendo defensoras de la libertad y dignidad del hombre. Los grandes cambios morales y religiosos, las guerras y revoluciones de la historia casi siempre han sido precedidos por un gran número de libros que se refieren de algún modo a esos acontecimientos. Las obras más antiguas de todos los países suelen ser representadas por obras religiosas donde el asombro y la curiosidad del hombre se reflejan ante la naturaleza. De esos libros el más cercano al espíritu occidental por la influencia que ejerció a través del cristianismo, es La Biblia.

El gran sabio, Louis Pasteur, decía: “la paz se puede encontrar en las bibliotecas y en los laboratorios, porque los que se dedican a leer o a investigar están totalmente sumergidos en sus tareas, que no tienen tiempo para preocuparse y raramente padecen de desequilibrios nerviosos”.

Motivar y dominar el interés por el arte de la lectura, con técnicas modernas para el desarrollo al hábito, su comprensión y análisis, requiere de tiempo y de una paciencia extrema con la colaboración de padres, madres y educadores. Con ello, haríamos de los niños y niñas, los/as jóvenes, mejores ciudadanos. Se ampliarían sus horizontes, así como su expresión y fluidez verbal. Adquirirían una sintaxis más lúcida y sutil, así como nuevos métodos de pensamiento y solución de problemas. Disminuirían los fracasos escolares. Mejorarían sus relaciones interpersonales y se alejarían de los malos hábitos, especialmente el de la ociosidad. Haríamos de ellos grandes escritores y afamados autores de textos escolares nacionales, con el deseo de lograr el reconocimiento en el mercado extranjero.

Solo se requiere interés para que todos disfrutemos la agradable sensación de un libro recién abierto. Y, esto se puede lograr asistiendo a la V Feria Internacional del Libro a efectuarse en nuestro país del 19 al 23 de agosto próximo.

*Especialista de la conducta humana.gemiliani@cableonda.net

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