• 01/05/2017 02:02

Como fósforo con gasolina

No soy la única que ve con aprensión un Gobierno regido por religiosos

Creo que todos los que tenemos el privilegio de ser opinantes en un medio de comunicación tratamos de mantenernos informados sobre lo que acontece en el ámbito local e internacional. Este recurso nos ofrece la oportunidad de manifestar nuestro sentir o pensar sobre algún tópico o acontecimiento. Me sucede con frecuencia que tengo en mente un tema y de pronto surge un hecho ante el cual siento la urgente necesidad de opinar. Por no coincidir la fecha de mi columna con el 23 de abril, Día del Libro, había dispuesto dedicarle, aunque tardíamente, mi homenaje al que es parte integral de mi vida. Me entusiasmé aún más cuando recordé que tenía la traducción de una bella definición de ‘libro'. Un códice (tuve que buscar el significado) de la Biblia de San Luis (en latín), también llamada la Biblia Rica de Toledo, ciudad donde reposa esta joya bibliográfica dice: ‘El libro es lumbre del corazón / espejo del cuerpo / confusión de vicios / corona de prudentes / diadema de sabios / honra de doctores / vaso lleno de sabiduría / compañero de viaje / criado fiel / huerto lleno de frutos / revelador de arcanos / aclarador de oscuridades / Preguntado responde / y mandado anda deprisa / llamado acude presto / y obedece con facilidad'.

Con mi homenaje al libro ya listo y disfrutaba del fresco amanecer con esa primera taza de café que sabe a gloria, una noticia me apartó de mi proyecto original. Un grupo de ciudadanos formalizan sus aspiraciones de formar el Partido Independiente Social (PAIS), con el abogado José Alberto Álvarez al frente y flanqueado, principalmente, con líderes y pastores evangélicos. El abogado Toto Álvarez tiene un parentesco políticamente ventajoso: es primo del pastor Edwin Álvarez que los seguidores de Hosanna llaman ‘apóstol'. El pastor Álvarez ¿será pionero en ungimientos aéreos? Hace unas semanas iba a ungir (signar con aceite sagrado) a la ciudad de Panamá desde un helicóptero; me pareció una experiencia fenomenal ver cómo se hacía un ungimiento aéreo, pero no pude, estaba fuera de la ciudad. Independientemente de mi opinión sobre el histriónico pastor Álvarez, en mis neuronas se dispararon las alarmas. ¡Un partido religioso! ¿Se habrá sumado el ‘príncipe' apóstol Manuel Ruiz (conocido como ‘Sopla Dios') a la plana mayor de PAIS? Por otra parte, Álvarez expresó ( La Estrella de Panamá , 21/2/2017) que ‘no descarta una posible alianza con otras fuerzas políticas no tradicionales, como el Frente Amplio por la Democracia (FAD) o el Movimiento Independiente de Refundación Nacional (Miren), de tendencia izquierdista'. Me cuesta imaginar al FAD, mayormente compuesto por miembros de Suntracs/Frenadeso en el mismo ‘churuco' con los religiosos de PAIS.

No soy la única que ve con aprensión un Gobierno regido por religiosos; que desde ahora estén haciendo planteamientos políticos cargados de prejuicios religiosos. El pastor Orlando Quintero ofende al afirmar que la ley de educación sexual ‘busca cambiar nuestra manera de hacer las cosas y adoctrinar a los niños con ideas sodomitas y quitarle su personalidad'. ¡Santo cielo! Si así empiezan… Rechazo la intervención de la religión en política; y mucho más, que pretendan ajustar o juzgar mi conducta y mi libertad de pensamiento según sus conceptos político-religiosos. El artículo 35 de nuestra Constitución Política dice: ‘Se reconoce que la religión católica es la de la mayoría de los panameños'; tal vez por este reconocimiento en ocasiones la Iglesia Católica se manifiesta en asuntos del Estado; pero no ha intentado, que yo sepa, formar un partido dirigido por sus clérigos y su grey. Nuestros problemas sociales, políticos, económicos no corresponden a la religión por lo que nuestros Gobiernos han sido tradicionalmente laicos. El deterioro social es resultante del materialismo, la codicia, la corrupción, los hogares disfuncionales, la falta de valores éticos y morales, la educación deficiente, etc. Pero la solución a estos problemas no la provee religión alguna; está en el terreno de la política con Gobiernos con respeto a la libertad de culto indicada en nuestra Constitución. Ante este deterioro, para muchos la fe y la religión son de gran ayuda; sin embargo, son perniciosos cuando caen en el fanatismo y la descalificación. Que los pillos asaltan las arcas del Estado es harina de otro costal. A estos hay que cerrarles el paso y eso se logra con el voto decente que no es exclusividad de los religiosos.

El politólogo Richard Morales señala (La Prensa, 23/1/2017) que ‘sería peligroso intentar traducir creencias personales en políticas públicas' y que aunque es saludable que haya más propuestas políticas ‘el debate debe ser restringido y alejado de lo religioso'. Que no lo está ha sido demostrado plenamente en la discusión del proyecto de ley de educación sexual y reproductiva. El exmagistrado Guillermo Márquez Amado opina que algunos de estos grupos cristianos tienen grandes intereses económicos y que ‘cuando la política y la religión se mezclan, es como unir un fósforo con gasolina…, no ha habido motivos que hayan causado más muertes en la humanidad que las guerras promovidas por la religión y la política'. En Panamá, hasta ahora, convivimos en paz católicos, protestantes, musulmanes, budistas, ateos, agnósticos, judíos, etc. Esa convivencia pacífica debe mantenerse a toda costa. El presidente Juan Carlos Varela ha sido criticado por mostrar su inclinación religiosa en varias actividades gubernamentales, pero no se le ha ocurrido gobernar con su catecismo en la mano.

Por el bien de la política y la convivencia pacífica, la creencia religiosa del político debería mantenerse en su esfera personal.

COMUNICADORA SOCIAL.

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