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- 11/04/2013 02:00
Gansterismo universitario
La estrategia principal del gansterismo académico, según Luis Porter, lo describe como: ‘La universidad secuestrada por esos personajes cuyo afán de dominio la fracturan en grupos de interés, cuyo mapa se dibuja en términos políticos de poder’. Nuestra Universidad de Panamá no escapa del nuevo gansterismo que rodea al resucitado rector; conformado por el profesor extraordinario convertido en planificador y el profesor titular de a dedo y sin títulos, quienes han convertido nuestro espacio académico en un vil mercado de negocios, cuyo objetivo es arreglar sus comodines y poder estafar el erario universitario.
Estas pandillas comienzan usualmente a conformarse buscando la protección de sus pequeños intereses, conquistando posiciones en el poco disputado juego burocrático, abandonando paulatinamente su condición de intelectuales, de investigadores o de docentes, para dedicarse de lleno al manejo de la jurisprudencia universitaria, el detalle en la amplia gama de normas, reglamentos y procedimientos, que termina conformando su traslado de la carrera académica a la carrera burocrática.
Los otros, es decir, los académicos naturales, normales, capaces de decidir, de delinear sus propias metodologías y caminos, ven neutralizada su capacidad de comunicación, en un medio carente de acción colectiva, de interdisciplina, de interacción, misma que favorece al delincuente, tal como ocurre en el contorno político del país que le sirve de modelo e inspiración.
Cuando hemos confrontado a alguno de estos personajes, que en su egocentrismo están impedidos de asumirse como lo que son, gánsteres académicos, lejos están de aceptar, o siquiera concebir, que la razón personal que los mueve, que su particular uso de la razón, va en pos de fines absolutamente egoístas.
Frente al gansterismo académico que vive la Universidad, es requisito urgente retomar el control sobre nuestro proyecto de universidad renovada, y desde allí sumar fuerzas para recuperar la capacidad de administrar el que debe ser nuestro proyecto. Concertar, comunicarnos, lograr un plan en conjunto, es la base de una planificación que nos permita recuperar nuestra universidad. La acción inteligente concertada no debe seguir dejando espacio para los gánsteres.
El académico revolucionario solo lo llega a ser cuando tiene un proyecto sólido, meditado, estructurado, estratégico. Es el proyecto el que ayuda a administrar el proceso que comienza con la recuperación del espacio académico. Esto nos obliga a tener capacidad de gobierno, que no se logra manipulando la legislación y creando grupúsculos de poder.
*ESTUDIANTE EGRESADO DE LA UP.