Una deuda que supera los $70 millones reclaman a las autoridades del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA), los productores de arroz de la región...
- 04/02/2015 01:00
Profundo ‘golpe a las entrañas’
Considero que ha llegado el momento en que los panameños debemos reflexionar y plantearnos el modelo de sociedad en la que queremos vivir. Los últimos escándalos de corrupción que saltaron a la opinión pública, propinaron un ‘profundo golpe a las entrañas’ y al corazón mismo de la sociedad panameña. Ha salido a flote una degeneración abyecta y deprimente en el comportamiento no solo de la clase política, sino que la pérdida de valores éticos y morales ha alcanzado a otros sectores sociales y empresariales. Pero el dedo acusador se levanta básicamente hacia alguien de nuestro entorno, hacia la clase política, de los que han contribuido con sus acciones a generar una sociedad deshumanizada, individualista, donde encuentran campo fértil las bajas pasiones del género humano, como lo son la ostentación, la envidia, la insidia, la deslealtad, la corrupción y la impunidad.
Se olvidaron por completo aquellos valores humanos que en otros tiempos constituían pilares de nuestra existencia, como lo eran el valor de la vida, el esfuerzo y el trabajo honesto y responsable, la generosidad, la solidaridad humana, el respeto por la dignidad humana y la vocación de servir al bien común. Al contrario, se buscó el ‘atajo’ de las prácticas indeseables, que llevó a los políticos inescrupulosos e irresponsables a vivir inmersos en conductas antisociales con efectos negativos y perniciosos en el desarrollo diario como personas y como sociedad, siendo la corrupción y la impunidad una de estas lamentables consecuencias.
La vida nacional se ha visto afectada por los escándalos de corrupción. No obstante, la experiencia nefasta de un Gobierno que atentó contra un sistema democrático como el nuestro, frágil y débil, que manipuló la justicia y generó una ‘cultura’ generalizada de corrupción, nos obliga a llevar adelante una ‘regeneración democrática’ que fortalezca el Estado de derecho que devuelva la credibilidad y la confianza en las instituciones y, sobre todo, que los órganos de justicia cumplan con sus funciones y sancionen de manera enérgica a los que lesionaron los recursos y bienes del Estado.
Los panameños no nos recuperamos del estilo del Gobierno anterior que deformó el sistema democrático y representativo. Todavía no hemos llegado a comprender los daños profundos que las prácticas corruptas han contribuido a destruir en gran medida la vida institucional del país, se ha evidenciado el desprecio por la legalidad y el triunfo de la ilegitimidad y la inmoralidad.
La lucha contra la corrupción debe continuar. Pero esta lucha no tendrá éxitos, sin la férrea voluntad y decisión del actual Gobierno de que los fondos públicos se manejen con absoluta y total transparencia. La ‘rendición de cuentas’ es obligante para todos los funcionarios que administren recursos del Estado. Pero, sobre todo, que la Sociedad Civil y los medios de comunicación tengan acceso a la información veraz sobre el uso de los recursos públicos.
Cuando realmente se logre un régimen institucional que se caracterice porque permite el libre escrutinio de la gestión pública, se brinde amplio acceso a la información a la sociedad civil y a los medios de comunicación sin restricciones de ninguna naturaleza, solo entonces estaremos ante una nueva cultura política en que la participación ciudadana permite fiscalizar el manejo de los recursos del Estado. Cuando esto ocurra, estaremos construyendo una verdadera sociedad democrática, justa, equitativa.
*LICENCIADO EN CIENCIAS ECONÓMICAS Y ADMINISTRATIVAS.