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- 12/08/2011 02:00
Fukuyama: grado de confianza y la economía
BANQUERO Y EX DIPLOMÁTICO.
F rancis Fukuyama es un economista político estadounidense de origen japonés, que generó gran atención internacional con la publicación en 1992 de su controversial libro THE END OF HISTORY AND THE LAST MAN (‘El final de la Historia y el último Hombre’).
En su libro, Fukuyama alega que la caída del Muro de Berlín marca la muerte del comunismo y el triunfo del liberalismo democrático occidental y que este evento señala el punto final de la evolución sociocultural de la Humanidad y la forma final de gobierno humano, de ahí el título de su libro. Una tesis, no obstante controversial y ampliamente contestada, no deja de ser interesante. Luego de su controversial libro, Fukuyama vuelve a la carga con otra interesante tesis con su libro publicado en 1995, bajo el título de TRUST: THE SOCIAL VIRTUES AND THE CREATION OF PROSPERITY (‘Confianza: Las virtudes sociales y la creación de prosperidad’) en donde expone la tesis de que el grado de confianza de las personas influye en las transacciones e instituciones económicas.
Para Fukuyama, ‘la cultura es el factor determinante de la vida económica’ y el poder del ‘hombre racional’ y los mercados están destinados a sufrir igual final que el totalitarismo socialista. Fukuyama expone la idea de que la Humanidad, hombres y mujeres, está atada ‘por una red de entendimientos y obligaciones’ y que estas ataduras culturales influyen en toda decisión económica. Declara que la confianza (Trust) marca la ruta hacia la prosperidad. Alega que en las sociedades de alto grado de confianza (Estados Unidos, Alemania, Japón), sus miembros gozan de un alto sentido de ‘sociabilidad’ y su ‘círculo de confianza’ se extiende más allá de la familia. Los miembros de sociedades con bajo nivel de confianza (Italia, Latinoamérica y China) tienen la tendencia a mantener un estrecho ‘círculo de confianza’, que no trascienda la familia. Las sociedades de alto nivel de confianza permiten el desarrollo de las grandes corporaciones; no temen compartir la propiedad de sus empresas con numerosos accionistas anónimos; recurren a los mercados financieros en busca de capital adicional para facilitar el crecimiento y prosperidad de sus empresas. Las sociedades de bajo nivel de confianza tienden a la formación de empresas familiares y pierden las oportunidades de los beneficios financieros de entrar en los mercados financieros y mejorar el ritmo de crecimiento y prosperidad de sus empresas. Este fenómeno, según Fukuyama, explica la poca existencia de grandes compañías multinacionales italianas y latinoamericanas.
Desde 1995 a la fecha, las cosas han cambiado. La situación actual es muy distinta a la descrita por Fukuyama. En Latinoamérica, ha aumentado la presencia de multinacionales, siendo buenos ejemplos las grandes multinacionales brasileras y mexicanas, su expansión en mercados externos y su participación en los mercados financieros globales. Aun así, las empresas familiares continúan siendo la regla en Italia y Latinoamérica. Panamá no se aparta de esa tendencia, aunque soy testigo de cambios. Una muestra positiva es el buen desarrollo local de la Bolsa de Valores, el crecimiento del número de participantes en el sector y la existencia de una prudente legislación y una sana supervisión.
Mucho del adelanto e innovación en materia de administración financiera de las empresas familiares en Latinoamérica nace de los impulsos de las nuevas generaciones de los grupos familiares, cuyas formaciones profesionales les han enseñado las ventajas de ampliar su círculo de confianza y a aumentar el ritmo de crecimiento y prosperidad de sus empresas con su participación en los mercados de valores. De esta manera se alejan del síndrome de ‘la tercera generación’, prevalente en nuestras sociedades latinas, que en el pasado ha significado la muerte de quienes en otra hora eran florecientes empresas familiares...
Este síndrome, que ha existido históricamente en nuestra sociedad latina, se refleja en el adagio popular que de una variante u otra, he escuchado en los países de América e Italia, donde he convivido y que reza así: ‘El Abuelo: Carnicero. El Hijo: Ganadero. El Nieto: Pordiosero’. Afortunadamente, los hechos demuestran que las nuevas generaciones de empresarios y profesionales latinos se están alejando del síndrome, desvirtuando la tesis de Fukuyama.