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- 09/10/2014 02:00
¿Hay autoridades en Filosofía?
Se ha repetido centenares de veces que en Filosofía no hay autoridades. En otras palabras, que al pensar filosóficamente uno pregunta, razona, concluye, no desde el apoyo de lo que otros han dicho, sino desde la mayor o menor claridad de mente con la que desarrolle su investigación racional.
¿Es esto cierto? ¿No asumimos a veces de modo acrítico, incluso apoyados en la ‘autoridad’ de muchos que lo repiten una y otra vez, que en Filosofía no existen autoridades?
Si la Filosofía es una actividad humana, surge, avanza y busca desde lo que caracteriza a cada uno, con sus cualidades y defectos, con su historia y su cultura, y, sobre todo, con la ayuda de otros.
En otras palabras, la Filosofía, que da un peso especial a los razonamientos, existe y ‘funciona’ desde el modo de ser de la persona particular que empieza una reflexión filosófica.
Solo en esta perspectiva podemos preguntarnos: ¿hay autoridades en Filosofía? Si cada persona piensa a partir de relaciones, diálogos, lecturas; si los temas que preocupan en un determinado momento de la historia dependen de lo que dicen pensadores concretos y más o menos perspicaces; si nadie razona desde cero (a pesar de los esfuerzos de Descartes de ponerlo todo en duda); entonces tendremos que concluir que en Filosofía sí hay autoridades.
Desde luego, concluir que el hombre es un animal racional (Aristóteles), o una pasión inútil (Sartre), o un conjunto de instintos más o menos reprimidos (Freud), o un ser para la muerte (Heidegger), solo será posible si los argumentos que cada pensador ofrece parecen convincentes.
Pero leer a este o al otro, plantearnos los problemas según una perspectiva u otra, depende de las ‘autoridades’, de aquellos pensadores que con mayor o menor mérito han alcanzado una gran audiencia entre sus contemporáneos o en los que nacimos y vivimos después de ellos.
El pensar humano continuamente acude a lo que otros han dicho, especialmente si esos otros han sido personalidades agudas, conferencistas claros o escritores profundos. Por eso, la Filosofía, en cuanto a actividad humana, recorre su camino con la ayuda de otros, que podemos llamar ‘autoridades’, que han sabido evidenciar problemas a los que prestamos una especial atención gracias a lo que ellos nos han legado.
*SACERDOTE Y FILÓSOFO. ROMA, ITALIA.