• 19/02/2022 00:00

La hora de un verdadero cambio es ya

“[…] todos debemos unirnos, de modo que, en un futuro no muy lejano, podamos ciertamente llegar a ser “prez y gala de este mundo feraz de Colón”.”

La Guerra y la Paz es la novela cumbre de León Tolstoi y la obra literaria preferida del pueblo ruso, porque, entre otros aspectos, describe la lucha de Rusia contra la invasión de Napoleón en 1812. Y al final de la obra, Pierre Besukhov, uno de los personajes principales, dice algo que todos los hombres de buena voluntad debieran meditar detenidamente:

“Siempre son las más simples ideas las que conducen a las más grandes consecuencias. Si la gente vil se une y constituyen una fuerza, entonces la gente decente está obligada a hacer lo mismo; eso es todo”.

Aplicada a nuestro país, esta simple idea implica que ya es hora de que las personas decentes en nuestro terruño se dispongan a librarse del patrón de tres partidos políticos con candidatos cada uno más escandalosos que todos los demás. Es por esto por lo que un servidor ve con sumo beneplácito la iniciativa de Ana Matilde Gómez de unir fuerzas con Ricardo Lombana para las elecciones de mayo de 2024.

Estamos seguros de que no faltarán las “acusaciones” falsas contra estas dos figuras políticas, pero creemos que en este momento ellas representan la más seria alternativa para evitar que funcionarios de hasta las más altas esferas continúen malversando sumas multimillonarias de dinero del pueblo, al punto de estar promoviendo leyes para evitar que se investiguen sus actuaciones.

Es indiscutible que un pueblo sin educación tiende a perpetuar a sus malos gobernantes. Por cierto, que el presente Gobierno prometió que la educación sería su principal pilar y ni siquiera la Universidad de Panamá tiene capacidad para la demanda de estudios universitarios. También hace falta aumentar el número de carreras técnicas al alcance de todos nuestros estudiantes y una organización que los oriente eficazmente.

Y qué decir de problemas como la dificultad de recibir adecuada atención médica y los precios de los medicamentos, que son hasta seis veces los precios en otros países. Este último es un delito que en países como la China Popular se castiga con la expropiación de todos los bienes robados y hasta con la aplicación de la pena de muerte a quienes actúan tan inhumanamente.

Debemos admitir que la imagen que los medios de comunicación nos muestran repetidamente de una “Dubái latinoamericana” oculta tras de sí las enormes necesidades de la gran mayoría de los panameños, principalmente en materias de salud y educación, y que todos debemos unirnos, de modo que, en un futuro no muy lejano, podamos ciertamente llegar a ser “prez y gala de este mundo feraz de Colón”.”

Ingeniero
Lo Nuevo
comments powered by Disqus