El colapso del IDAAN y otros

Nuestro padre solía ser un déspota terrorista, cuando de inculcar valores y corregir conductas en sus vástagos se trataba. Me sentí arrasado en cierta ocasión cuando me sorprendió cometiendo una infantil falta. Extendió su brazo derecho para darme un soberano bofetón, a tal grado que por varias horas quedé besándome yo mismo mi oreja derecha.

Hoy calcaré a mi tirano padre al referirme a la triste realidad que se vive en el Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (IDAAN). No se necesita ser experto ni profundizar mucho para demostrarlo, el colapso de esta noble institución parece ser una receta premeditada o prediseñada. Y no nos referimos solo al desvanecimiento de su obsoleta infraestructura sanitaria. También sucumbió el proceso administrativo, la lógica, la alta gerencia, el sentido común, la mística organizacional, la dirigencia sindical, las políticas y el liderazgo.

Hasta los incaístas se estrellaron en las paredes estructurales de este ‘Instituto’, desde el momento mismo cuando, al menos dos de los más preclaros egresados de esta icónica organización, elevaron la estulticia organizacional a su máxima expresión. Y qué decir de la ética acomodaticia del personaje mítico conocido como Torcuata.

Cuando se barajaban los nombres de los precandidatos que hoy fungen de autoridades, se conjeturaba una inminente continuidad del actual ‘estatus quo’, toda vez que la aparente ungida hacía negocios con los hoy exdignatarios del IDAAN.

A menos que una auditoría profesional independiente demuestre lo contrario, los supuestos grandes negociados orquestados por los pupilos del ex ‘gallo mayor’ quedarán sepultados en el olvido colectivo.

Pero cómo hacer una auditoría objetiva y profesional, si quienes participaron en los aparentes entuertos aún conservan puestos claves, incluso premiados con ascensos inmerecidos. De paso, ¿cómo le explica el presidente a sus miles de seguidores, profesionales capaces y verticales, aquellos que sacrificaron recursos personales y familiares, hoy desempleados, buscando adeptos para el ‘Pueblo Primero’, cuando quienes exigían con amenazas el apoyo a la fórmula José Domingo-Marta Linares, continúan deleitándose con las mieles acuáticas?

Al parecer, en el IDAAN todos los dirigentes de turno profesan una fanática fidelidad a la sabiduría napoleónica. Se cuenta que Napoleón, el emperador francés, acostumbraba utilizar la técnica de ‘dejar que los problemas se resolvieran solos’. Esta modalidad para una oportuna y racional toma de decisiones, es desastrosa. Y así se resuelven las cosas en la institución. Un gran porcentaje de las averías en las líneas de conducción lleva meses esperando que la sedimentación natural corrija el daño. Y seguirá de tal manera, hasta que se promueva un giro total hacia un amplio y ambicioso Sistema de Gestión de la Calidad, con figuritas nuevas incluidas.

*DOCENTE DE LA FACULTAD DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.