• 13/12/2023 14:08

La calle para avanzar

El ciudadano incrementa la intensidad de su participación en la vida nacional a partir del deseo de construir el bien común

Los extremos no conducen a los pueblos a ser mejores sociedades, esto está claro en la historia de la humanidad. Luego, quienes han estudiado, recientemente, cómo los sistemas políticos llevan hacia una cultura cotidiana de la polarización, agregan las nuevas formas de interacción – redes sociales – como un componente agravante.

Las protestas de noviembre pasado, al tiempo que un clamoroso resurgir de participación ciudadana, también, impidieron la reflexión sobre el aniversario 120 de vida republicana. Igualmente, es cierto que fue otra forma de celebración, el apoderamiento de la bandera nacional como símbolo de protesta, da para un largo análisis. Repensar la república es imperioso.

Sin reflexión las naciones, pierden rumbo. Sin historia el futuro es incierto.

Habrá muchos, pero un primer mensaje de “la calle” es la esperanza. El ciudadano incrementa la intensidad de su participación en la vida nacional a partir del deseo de construir el bien común. No hay en el genuino acto de protesta, un cálculo egoísta, hay la aspiración de ser parte de algo mejor.

Una sociedad que no está dispuesta a renunciar al principio básico de búsqueda de algo mejor. Eso es esperanzador. Hay sociedades dormidas, de hecho, algunos creían o apostaban a que los panameños estaban aletargados. Nuestra sociedad marcó signos vitales formidables.

Recientemente, en una conversación, de esas casi imposibles, de grupos de WhatsApp, una persona me retaba a debatir sobre si la democracia podía resolver nuestros problemas. Días después, llega el dato de la última investigación del CIEPS donde registra que el 45,2% de los panameños “son indiferentes a un tipo de régimen democrático o autoritario” (dicho sea de paso, recomiendo revisar el trabajo completo).

Es un tema que cada vez más está interesando a los estudiosos de las ciencias políticas, pero, que también está en la calle. Los ciudadanos están reclamándole a sus autoridades, a sus instituciones y a la democracia misma, que no le está funcionando. ¡Que no le resuelve sus problemas (básicos)!

Como ejemplo, el Civitas Institute de la Universidad de Texas está convocando para el 2024, bajo el sugestivo título de “La democracia y sus patologías”, a repensar el sistema democrático, desde las perspectivas del mejor caso a favor de la democracia y el mejor caso en contra.

La crisis de noviembre es la consecuencia de una crisis más profunda, que debemos estudiar y comprender en todo su alcance, pobreza, desigualdades, corrupción, limitación de derechos, pésimos servicios básicos, quiebre de los partidos políticos, instituciones que no funcionan y un largo etcétera.

Al mismo tiempo, nos da una oportunidad para afrontar que nuestro sistema democrático no ha tenido suficientes cambios para adecuarse a las nuevas realidades y empieza a convertirse en el “ancien régimen”.

Las elecciones siempre son un momento importante en las democracias, ahora bien, pretender que los ciudadanos solo puedan influir cada cinco años a través de las elecciones, ya no alcanza. Que el cheque en blanco da para ir contra su propio pueblo, es nauseabundo.

La esperanza y el optimismo vendrán si aprovechamos este momento nacional para con el debate de ideas, comprender que la política sirve, si sirve a los ciudadanos. Que ese debate público, discutiendo nuestros desacuerdos y construyendo nuestros acuerdos, nos llevará al país que queremos. Panamá tiene todo para crecer, desarrollarse y progresar más allá de lo que podamos imaginar.

Del futuro de nuestra democracia dependerá ese crecimiento, desarrollo y progreso, de la capacidad de entregar poder a los ciudadanos y asimilar el nuevo rol de quienes aspiran a representar a los ciudadanos. La mesa está servida, ahora corresponde pensar y presentar ideas.

El autor es abogado.

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