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- 17/09/2024 00:00
La demografía panameña y las jubilaciones
El rescate o transformación total de la Caja de Seguro Social, institución en estado agónico después de décadas de desidia, despilfarro y clientelismo político desenfrenado, se acompaña ahora de posiciones que nublan el debate serio sobre las jubilaciones. Negamos, sin argumentos racionales, las medidas “paramétricas” como si viviéramos en otro planeta. Ocurre también para muchos temas en los cuales creemos que somos únicos cuando rechazamos las enseñanzas del exterior en donde han tenido experiencias semejantes a las nuestras y han resuelto los retos colosales de las pensiones para una población que envejece rápidamente.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), no obstante nuestras carencias en saneamiento ambiental y salud pública, la población panameña tenía en 2022 una expectativa de vida al nacer de 79,3 años, entre las más elevadas de América, superior a la de Estados Unidos (78,5 años), con una diferencia mayor a favor del sexo femenino que tiene 82,1 años frente a 76,7 años de los hombres.
A pesar de que la tasa de crecimiento demográfico haya bajado de casi 2% anual en el año 2000 a cerca de 1,3% en el 2023 y la tasa de mortalidad fuera en esa fecha de 5,1%, nuestra población es ahora de 4,1 millones de habitantes, un millón más que en el año 2000, según el censo de población y vivienda de 2023.
La población panameña sigue envejeciendo a paso acelerado. En 1950 la edad promedio de la población del país era de 18 años, en 2010 de 27 años y en 2023 de 30 años. Se estima que en 2050 será de 39 años. En el año 2000 la población mayor de 50 años era 8,2% del total y en 2023 ya era de 14%. En 2050 más del 25% de los panameños tendrán más de 60 años. La inmigración permanente de población más joven no será suficiente para invertir esta tendencia.
Sería óptimo lograr jubilaciones sustentables y menos precarias para la mayoría, con menor desigualdad social, sin jubilaciones especiales, con ajustes periódicos por inflación. Pero hay un fenómeno demográfico con implicaciones cruciales, especialmente en los programas de Invalidez, Vejez y Muerte de la Caja de Seguro Social, que enfrentan auténticos desafíos paramétricos para sobrevivir: el aumento de la edad para la jubilación como consecuencia de la cruda realidad económica y demográfica.
Hay gente, hasta científicos de diversas disciplinas, sindicalistas y políticos, que rehúsa comprender el efecto descomunal de haberse aumentado en 18 años la expectativa de vida al nacer de la población en los últimos 64 años, de 1960 a 2024, período de duración del actual sistema de pensiones. En consecuencia, también personas que ignoran ese efecto en la población mayor de sesenta años entre la que se recluta a la mayoría de los pensionados y jubilados, cuya expectativa de vida aumentó en ese período, mientras que el promedio de hijos por mujer -el índice de fecundidad-, cambió de 5,8 a 2,3 de 1960 a 2023, es decir, disminuye mucho la generación que sustenta a los pensionados, con tendencia histórica hacia la baja arrastrada por la tasa de natalidad de 41,3 por mil a 17,3 por mil entre las dos fechas. Además, la renuencia a considerar las medidas paramétricas olvida que casi la mitad de la población trabaja informalmente, a saber, no cotiza a la Caja de Seguro Social. Son datos fundamentales para decidir sobre este tema complejo y apremiante, del que hablo aquí en forma muy somera.
Sólo para referirnos a Latinoamérica, en México y Perú los hombres y las mujeres se pensionan por igual a los 65 años de edad, mientras que en Paraguay, a los 60 años como en Ecuador. En Cuba lo hacen a los 65 años los hombres y 60 las mujeres, con pensiones de hambre como en Venezuela, 60 y 55 años. Se trata de Estados arruinados como Haití. Mientras, en Panamá y Colombia se jubilan los hombres a los 62 años y a 57 las mujeres, países que están entre los de más baja edad de jubilación. En Brasil, con 40% de la población de Latinoamérica y el Caribe, los datos son de 65 años para los hombres y 60 años para las mujeres y el tiempo mínimo de cotización para hombres es de 20 años y para mujeres, de 15. Es un parámetro complejo y cambiante según el país y que también tenemos que considerar en Panamá.
En la Unión Europea donde la expectativa de vida ya supera los 80 años (en algunos países, más prósperos, llega a 84 años), la edad de jubilación en general es igual para hombres y mujeres, el promedio actual es de 64 años y, por el aumento de la expectativa de vida, está elevándose hasta 67 años. Por ejemplo, como Alemania, Francia acaba de aprobar una reforma, muy combatida por la oposición de derecha e izquierda, para llegar a 64,5 años ahora y a 67 años en 2032. China Popular elevó la edad de jubilación a 63 años para los hombres.
Políticos y expertos en economía, sociología y medicina mencionan diversas propuestas. Sin embargo, en la mayoría se nota un sesgo apasionado, ideológico, de gente que obvia la realidad descarnada de nuestra economía y demografía. Un esfuerzo sostenido para atraer a más cotizantes y disminuir la mora de cotizaciones del sector público y privado puede ayudar mucho, pero en el fondo, no podemos eludir la realidad demográfica y debemos actuar como se hace bien, con un liderazgo valiente y racional, en otras partes del mundo.