• 27/08/2023 11:18

Latinoamericanismo legal defensivo

[...] los cambios no solo fueron económicos, diplomáticos y militares, la Primera Guerra Mundial en el continente significó el avance del pensamiento jurídico internacional latinoamericano [...]

La crisis de la economía europea como consecuencia de la Gran Guerra sirvió para abrir el mercado peruano a la producción sudamericana y asiática. La primera ya estaba presente antes de la guerra de 1914 pero creció, especialmente en los casos de Argentina y Chile, rememorando los antiguos circuitos del comercio intervirreinal del tiempo de los Borbones (Dávalos y Lissón, 1928 citado por Contreras, 2018). 

Sin embargo, los cambios no solo fueron económicos, diplomáticos y militares, la Primera Guerra Mundial en el continente significó el avance del pensamiento jurídico internacional latinoamericano, “un latinoamericanismo legal defensivo frente al ascenso de los Estados Unidos como poder hegemónico a partir de 1918” (Scarfi, 2018).

Ese ‘latinoamericanismo legal defensivo’ -que en el campo ideológico se tradujo en el antiimperialismo- mereció un estudio renovado desde 1980 para identificar los aportes de diversos intelectuales y juristas en los decisivos años treinta del siglo XX en que las economías del continente se transformaban por efecto de las acciones intervencionistas de los Estados Unidos. 

Esos estudios vienen demostrando la influencia del nacionalismo antiimperialista mexicano y peruano (J.C. Mariátegui y V.R. Haya de la Torre) de la década de 1920 y 1930 en la conformación de nuevas posturas que, en el contexto en que nacieron, dieron significado a numerosas luchas reivindicativas a lo largo del continente.

Como reacción a un panamericanismo inducido o impulsado por los Estados Unidos, los diplomáticos de Argentina, México y Perú tendieron a ser escépticos respecto a esas iniciativas. 

Destacaron en la formulación de nuevas posiciones jurídicas el argentino Saavedra Lamas y el mexicano Isidro Fabela quien “fue el arquitecto intelectual de la Doctrina Carranza, es decir, del principio de no intervención absoluta que surgió como reacción a los usos intervencionistas de parte de los Estados Unidos de la Doctrina Monroe en el mismo contexto de 1914”, año de la ocupación de Veracruz (Serrano, 1981 citado por Scarfi, 2018). 

Por su parte, Saavedra Lamas formuló sus planteamientos recogiendo el pensamiento de Vicente Gregorio Quesada, precursor del antiimperialismo latinoamericano, y Roque Sáenz Peña, héroe argentino que peleó en las huestes peruanas en la Guerra del Pacífico de 1879.

Saavedra Lamas llegaría a ser canciller de Argentina en 1932 desde donde lanzaría una iniciativa marcadamente latinoamericanista, el “Tratado Antibélico Sudamericano de no-agresión y de conciliación” suscrito por Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, y que nació como respuesta a la Guerra del Chaco (1932-1935) desatada por la controversia territorial entre Bolivia y Paraguay. 

“El Tratado adhería al principio de no-intervención absoluta como una doctrina sudamericana y argentina, tal como había sido invocado hacia finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX por Luis María Drago” (Saavedra, 1933, citado por Scarfi, 2018).

“La revista ‘Repertorio Americano’ [de Costa Rica] fue una tribuna primordial y vital para que Haya de la Torre expresara su pensamiento político; ahí publicó artículos, informes, pronunciamientos, cartas, entre otros documentos. 

En los primeros artículos publicados se encuentra que una de sus principales ideas es el antiimperialismo, postura política que armonizaba con la línea editorial de Joaquín García Monge, director de Repertorio; la pluma y la oratoria del político peruano contenían un verbo apasionado contra la dominación de los Estados Unidos en América Latina” (Barrera, 2023).

Fabela, en su libro “Los Estados Unidos contra la libertad: estudios de historia diplomática” (1920), afirma “[…] categóricamente que tanto Europa como América Latina debían rechazar la Doctrina Monroe” y que debían neutralizarla mediante acciones de resistencia antiimperialista y antiintervencionista latinoamericanas y con el reforzamiento de los vínculos económicos y culturales con Europa (Scarfi, 2018). 

La ocupación estadounidense de Nicaragua en 1927 generó un debate que se evidenció en la Sexta Conferencia Panamericana celebrada en La Habana en 1928 donde “el defensor más ferviente de la no intervención como principio absoluto fue el jurista costarricense Luis Anderson”. 

Sin embargo, “en La Habana la no intervención como principio absoluto que regulara las relaciones interamericanas no logró legitimarse y establecerse”, habrá que esperar hasta mediados de los años treinta para que tal principio se impusiera gradualmente en las relaciones entre Latinoamérica y los EE. UU. (Holden, 2000).

La visión ‘latinoamericanista legal defensiva’ en el aspecto referido a la solidaridad con Europa fue perdiendo progresivamente su componente estrictamente legalista a partir de la década de 1930 debido al fascismo y al nazismo. 

Sin ese componente asociativo con el Viejo Mundo, América Latina siguió con vigor su proceso de reformulación e institucionalización del derecho internacional público durante una década más hasta que la Segunda Guerra Mundial alteró gravemente el escenario internacional.

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