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- 18/12/2008 01:00
De leona y de corazón
Lo folklórico de la política nacional se subraya cada vez más con las continuas y desafortunadas manifestaciones de los que aspiran a la Presidencia de la República. No hay argumentación coherente y valedera, ni sustancia, ni perspectiva en los planteamientos, lo que sí se advierte es un fracasado esfuerzo por presentar lo que no se es, y por señalar lo que no se siente.
En uno de los casos, debemos decir que de lo anatómico, con aquello de corazón, se transitó hacia lo somático — el cabello — o sea “la chola”, para evolucionar hacia el reino animal, “leona”, para sellar con esto las características que distinguen a la candidata presidencial. La leona tiene por misión cazar y criar a los cachorros. Cuando las hembras madres van de cacería, otras leonas se ocupan de amamantar a sus crías, el mismo sentido maternal ocurre si encuentran a una cría pequeña, y, si no se encuentra la madre, la adoptan.
Estos nobles dotes en una especie irracional, le dan una especial connotación, los cuales le permiten ubicarse de manera legítima en el universo animal. No ocurre igual en los que apresuradamente buscan hacerse de lo benigno de otros géneros para soterrar su realidad. De pronto, lo que sí pudiese interesar es el amamantamiento, que en las leonas sirve para alimentar la prole, mientras en la sociedad nuestra es para engordar la casta politiquera y familiar.
Cuando se planteó lo de leona, y anteriormente lo del corazón, hubo de hacerse la relación de términos, y enseguida tuvo que venir a la memoria el apodo “Corazón de León”, que se le dio al Rey de Inglaterra, Ricardo, personaje aventurero e intrépido que vendió tierras y joyas cuando ocupó el trono, con el objeto de juntar recursos económicos para financiar la Tercera Cruzada.
Así que lo de corazón y lo de león, no es nuevo para definir a algunos personajes. De lo que se trata, es de saber si en verdad encuadra en quienes lo asumen, porque una vez —como en otras muchas— la falsa identidad es lo que define —en el caso panameño— a nuestros hombres y mujeres políticas.
El corazón es noble y parte esencial de la vida humana. Tiene que ver con sentimientos puros y limpios, e innumerables veces simboliza ternura, amor, honestidad, y rectitud. Hablar de “buen corazón” es igual que decir bondad y humanidad. Y difícil es abordarlo, si en verdad la actitud que se tiene se corresponde con la demagogia, lo burdo, el elitismo, el nepotismo y la simulación. De la misma manera, invocar al león y a su pareja, significa reconocer que el título de rey y reina, en el enmarañado y difícil mundo de la selva, es producto de un trabajo esforzado, y altamente competitivo. Posesionarse de ese lugar debió ser difícil, pero al final la satisfacción es que pudo lograrlo, porque nunca ocultó su interés, no guardó apariencias, y jamás renegó de su camada.
Inglaterra tuvo a su genuino Ricardo “Corazón de León”. En Panamá, de pronto alguien diría que algunos aspiran a tener una “leona con corazón”, pero otros no, por el temor fundado, por las experiencias vividas, porque pudiera terminar en una “leona sin corazón”.
-El autor es docente universitario.jorge0913@pa.inter.net