El Día del Educador Panameño se conmemora cada 1 de diciembre por el natalicio del instaurador de la educación panameña, Manuel José Hurtado.
La Orden que lleva el nombre de este ilustre educador es el máximo reconocimiento que puede obtener o aspirar los educadores que fue establecida mediante Decreto No. 412 de 27 de noviembre de 1959 y firmado por el presidente Ernesto de La Guardia Jr.
A Manuel José Hurtado se le atribuye como uno de sus legados la creación de varias escuelas con la misión de expandir la educación panameña. Desde aquella fecha son innumerables los galardonados de las diferentes regiones del país.
Con ocasión de esta fecha recordamos también al maestro y panameño célebre, don Octavio Fábrega, que su pluma ha sitiado hasta lo más alto esta profesión mediante el Himno al Maestro: “¡Gloria al ser abnegado que cuida con amor de la Patria salud! Al que pone la luz de la vida en el alma de la juventud...”.
Don Santos Jorge fue el encargado de dar las sublimes notas musicales a este magistral himno. A nivel internacional el poeta Fernando Gamboa Berzunza, en su Poemario escolar, resumió magistralmente también la labor perenne de todo docente que es el que lleva el título del presente artículo: “¡Eterno taumaturgo de la vida; mago maravilloso; en la escuela tienes la alquimia que transforma el fresco barro en esplendente joya! Mientras nutras al alma con la idea y al corazón le des tu esencia pura y al intelecto, ciencia y a todo el ser, impulso... serás creador de tu obra magna...”.
Estos pensamientos profundos reflejan el reconocimiento y gratitud a todos los formadores de la juventud que no debe pasar desapercibido en todo el territorio nacional, ya que, a través de la educación, como pendón potente, el docente construye en el alma de cada estudiante un futuro promisorio.
Como ente transformador, el docente es el que promueve y hace soñar a sus discentes para que puedan escoger el camino del progreso. Su labor loable de formar el carácter del niño desde los primeros años no terminará. Es como un diamante que tiene que ir puliendo todos los días y va enfocando hacia caminos correctos.
Desde los primeros años de estudio, cuando el niño empieza a incursionar en el maravilloso mundo de adquirir conocimiento, empieza su quehacer diario, y va pasando a las manos expertas de otros colegas hasta cumplir su objetivo.
El docente se entrega en cuerpo y alma a su noble tarea de formar a futuros presidentes, ministros, arquitectos, ingenieros, abogados, pedagogos, etc. Es la única profesión que tiene estas características que motiva a lograr los objetivos, educa el corazón del individuo, le señala el camino que debe seguir, y transforma su ser para que pueda triunfar; aportar al país en su desarrollo, no importa a qué ocupación dedique su tiempo en el futuro.
En lugares distantes en donde los docentes tienen que viajar varias horas que después se traducen en semanas y meses sin ver a sus familiares, hay profesionales haciendo honor a su vocación, van esparciendo con ternura el caudal de su conocimiento, enseñando en valores que en tiempos actuales adolece nuestra sociedad por múltiples razones.
No obstante, su dedicación redundará siempre en el beneficio de todos. No cabe duda que un país, para que enrumbe hacia el progreso, necesita de sus recursos humanos preparados para vencer la pobreza y la inequidad social.
Educar es un arte y está destinado solo a los docentes. Esto involucra dedicar los esfuerzos no solamente en la escuela sino también fuera de ella, ya que su labor no solamente es transferir conocimiento, sino que la puedan aprovechar significativamente e impactar en forma positiva en sus vidas.
El gran pedagogo Paulo Freire manifiesta cómo él concibe la educación en tiempos actuales señalando que el rol de los educadores es primordial ante nuevas realidades de la sociedad y del mundo: “La educación debe transformar un mundo desigual e injusto en uno ético y solidario”. Este mismo pedagogo, en su libro La educación como práctica de la libertad, escribió que la educación era una “praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo”.
Por su parte, el ministerio de Educación tiene que jugar su papel preponderante como demanda la ley: de propiciar las mejores condiciones de infraestructura a nivel nacional, dotar de herramientas necesarias a las escuelas.
Los diferentes gobiernos han prometido a la población dedicar los esfuerzos hacia esa dirección, eliminar las escuelas ranchos con todas sus debilidades, piso de tierra, baños que no se pueden utilizar, y sin la electricidad. Este desafío no ha sido posible erradicarlo por ningún gobierno.
La educación debe ser una prioridad para el desarrollo de la sociedad e impulsar en ese aspecto la economía del país. Los países más desarrollados han invertido en su recurso humano para que puedan aportar al país desde diferentes ámbitos.
El rol que desempeña cada uno de los docentes desde sus lugares de trabajo es primordial, ya que es el que puede aportar con conocimiento de causa las informaciones sobre los problemas que más adolece la realidad educativa para llegar juntos a las soluciones reales. Deseo saludar fraternalmente y felicitar a todos los docentes, formadores, instructores de futuros profesionales, que con su vocación confían en hacer cada día grande a nuestra nación.
Este día especial está dedicado en reconocer el esfuerzo, dedicación, esmero y empeño de los educadores panameños en formar a las nuevas generaciones, porque los jóvenes serán quienes lleven el estandarte del progreso y del bien común en el futuro. ¡Felicidades, colegas!