Práctico manual para corromper con eficiencia

Los entramados urdidos por conocidas empresas multinacionales, revelados en los últimos años para obtener jugosas ganancias en contratos de obras públicas en Panamá y otros países, han levantado legítimas voces de protesta que exigen sancionar dichos abusos y restituir lo cobrado en exceso. Pero nos queda una importante lección: haber sacado a la luz pública los andamiajes encubiertos diseñados para succionar nuestros escasos recursos mediante sobreprecios y coimas a granel, y para tratar de ocultarlos mediante un pretendido maquillaje que, a la postre, no logró tapar la suciedad.

La lección revelada parece basada en un ‘Manual práctico de uso general' aplicado por todas esas empresas. Primera medida: escoger la obra, cuyo alto costo y compleja estructura, facilite manipular precios de materiales, mano de obra y tiempos de ejecución. Hay que identificar la persona u organismo facultado para tomar una primera decisión: contratar directamente sin concurso de competidores, en cuyo caso pueda recargarse un sobreprecio de 10 %-20 %, o armar una licitación ‘pública' con un pliego de especificaciones tan recargado de exigencias especiales que definan, desde el comienzo, al competidor favorito con un sobreprecio menor, generalmente limitado al 5 %-7 %.

Este primer paso exige un entendimiento fundamental que garantice la buena voluntad del funcionario y la participación de la empresa, favorecida con su elaboración de ‘dados cargados' en el pliego de la licitación. No se trata de una teoría: conclusiones de investigaciones de un exdiputado recién pasado y la Fiscalía Anticorrupción indicaron textualmente que el contrato ‘nació con un sobreprecio' y que la licitación se realizó ‘fuera de lo dispuesto' en la Ley.

Es importante que el contrato que adjudicará la obra no contenga condiciones muy específicas, porque, en el camino, los costos adicionales y la justificación de adendas son más fáciles de lograr con las ambigüedades plantadas maliciosa y convenientemente. La fecha de la licitación puede fijarse en un plazo asfixiante para el resto de los concursantes, porque el favorito, con previo conocimiento de causa, ha tenido tiempo de sobra para preparar sus propuestas. Si la adjudicación de la obra se basa en ‘mejor valor' —criterio complicado, subjetivo y escurridizo— resulta conveniente el contacto anterior con alguno de los expertos que deberá resolver y explicar su decisión. ¿Qué es ‘mejor valor' entre diseños disímiles?

Superadas estas etapas, existe la posibilidad de reclamos ante la Dirección de Contrataciones Públicas y luego el refrendo del contrato por Contraloría. Ambos pasos deben cumplirse sin dilación para poder iniciar los trabajos. Con el avance físico de las obras se deben recibir los abonos fijados en el contrato de obra, pasos que requieren la buena voluntad del funcionario que muestre conformidad con ese avance. El papel del Inspector de la Obra, nombrado por la dueña del proyecto para garantizar la calidad y cantidad de los materiales utilizados, es crítico para esos propósitos. Recibidas las obras ‘a satisfacción,' procede el pago final que incluye cantidades retenidas hasta entonces como garantía de la ejecución y terminación satisfactorias. Siendo una cuantía bastante interesante, el cheque respectivo podría ser retenido ‘para estudio' en algún despacho.

Finalmente es necesario elaborar el armazón final para que la empresa ganadora cumpla con entregar los sobrecostos comprometidos a los funcionarios que los han permitido. Ese capítulo final se ha descubierto por confesiones de cómplices y relaciones internacionales que posibilitan la transparencia y colaboraciones efectivas.

Cada paso del Manual, que requiere ‘incentivo' especial, deberá taponarse con una ley de contrataciones públicas que cierre rendijas y otorgue garras al Ministerio Público y a la Contraloría. Este lustro no puede terminar sin sanciones, sin reintegros y sin lecciones aprendidas.

EXDIPUTADA

‘Este lustro no puede terminar sin sanciones, sin reintegros y sin lecciones aprendidas'