• 03/02/2024 00:00

‘Marketing’ político y la persuasión del votante

“Con el marketing político, se emplea la comunicación visual, se manipula la opinión pública a través de mensajes emocionales a grupos emocionalmente vulnerables”

El elector, cuando deposita su voto, usualmente ignora que ha sido influenciado en su decisión, por la propaganda electoral, por ello, en este momento es propicio conocer de esas estrategias comunicativas políticas que llevan a cabo los partidos políticos y los candidatos, conocidas como marketing político o mercadotecnia política, que tienen en mente establecer vínculos con el electorado para ganarse su confianza, convencerlo para que cambie de actitud o preferencia de su voto, con miras a ganar el mayor número de votantes en las elecciones.

Quizás se piense, que el mercadeo político o marketing político, es un método nuevo para llevar a cabo campañas políticas, pero esta disciplina reciente que está integrada por la ciencia política, la sociología electoral y la comunicación, respecto a sus técnicas de persuasión política, nacieron en Grecia con los sofistas en el siglo V a.c. con sus habilidades retóricas (Domínguez Martínez, 2016).

En fecha más reciente, surgen a mediados del siglo XIX, por ejemplo, en 1952, Dwight Eisenhower contrata una agencia de publicidad para su campaña televisiva, y se menciona también los casos de otros presidentes, John F. Kennedy y Richard Nixon, con debates presidenciales, y a partir de ahí aparecen los consultores políticos, y por supuesto en fecha más reciente se cuenta del uso de medios digitales en la campaña presidencial de Barak Obama(2008).

Definitivamente, que hoy en día, es todo un reto no ser persuadido por otras personas, y la televisión, internet y las redes sociales son una herramienta tecnológica que potencia habilidades de influencia y conexión, aunque en el caso del marketing político observaremos como impactan en el electorado.

Con el marketing político, se emplea la comunicación visual, se manipula la opinión pública a través de mensajes emocionales a grupos emocionalmente vulnerables (Rivas, 2023), se utiliza información sesgada y la desinformación creando realidades utópicas que no corresponden con la realidad social que viven los electores en la sociedad.

Dice Maquiavelo “que los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ve.” ,así “todo entra por los ojos” en la publicidad de mercado, así nos parece una comida deliciosa solo por la forma que nos la presentan.

Por tanto, se crea una marca de identidad del político (branding político), una marca que se vende “buyer” persona, que construye el perfil del candidato con una imagen que persuade, conecta y recuerda el elector, ya sea por su forma de vestir y de actuar, realzando sus valores y actitudes, y que conjuga con ello su vida diaria y familiar, proyectando así un político carismático, líder de la sociedad, respetable, conectado con el electorado.

La imagen del candidato se constituye como una forma de comunicación no verbal, vale más que los discursos, y así dice la frase una “imagen vale más que mil palabras”, por lo que el mensaje político se visualiza en un objeto, la persona, que debe aparecer cautivador a través de su forma de vestir, de sus gestos corporales, y de esa manera puede despertar un acercamiento o alejamiento con el electorado como producto político.

Ciertamente, que hay más estrategias del marketing político para ganarse al electorado y es necesario mencionar el impacto psicológico que tiene en los votantes, el storytelling político o narrativas de campaña política, que tienen una carga emotiva y psicológica, en la que se identifican los electores, con las proyecciones de contenido presencial o digital amigable de breves relatos que recalcan la imagen del candidato de unión, respeto, entre otros hacia todos los ciudadanos del país, sus esfuerzos en su vida política y personal, y de porqué de la necesidad de sus proyectos.

En resumen, será difícil escaparse del marketing político en la campaña electoral que se avecina, pero sí podemos estar alerta para no dejarnos persuadir por esas estrategias, ni por ninguna otra, siendo necesario a su vez que fomentemos un voto informado, razonado y responsable.

La autora es catedrática de derecho penal
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