Las acciones de la Contraloría se dan tras más de un mes de huelga en el sector docente que arrancó formalmente el pasado 23 de abril
- 11/10/2011 02:00
Moral cristiana y ateísmo
Los valores morales, esos patrones o normas de bien, de maldad o ética que gobiernan el comportamiento del individuo, pueden derivarse de la sociedad y su gobierno, de la religión que profesa o de sí mismo. Cuando se derivan de la sociedad y sus gobiernos, pueden, por necesidad, cambiar al ir cambiando las leyes y la moral de la sociedad.
En las sociedades romanas antiguas, las leyes y la moral eran basadas en los diez mandamientos. La religión también tiene sus códigos morales bajo las cuales sus adherentes deben vivir.
El Cristianismo va más allá de las otras religiones por el hecho de representar más que una serie de códigos morales —es una relación con Dios a través de su Hijo Jesucristo. La vida de Jesús en la Tierra es nuestro ejemplo supremo de moral y valores. El Cristianismo promociona esos valores y nos hace ver su importancia.
Pero si los ateos quieren deshacerse del Cristianismo, deben poder mostrar que tienen un sistema de creencias altruista para sostener y guiar a los humanos. Si lo único que tienen es una fe utópica de que el mundo será mejor sin religión y simplemente echar por tierra los valores tradicionales sin edificar alternativas, entonces estarán fomentando sin preverlo, una revolución cultural.
A los ateos y reaccionarios modernos les encanta citar los males pasados de la iglesia como prueba de que la religión es nociva. La iglesia católica, no obstante las presiones y las debilidades morales de parte de algunos de sus maestros humanos, nunca ha variado la fe en su doctrina. Es claro entonces, que nuestras creencias son críticas a nuestro comportamiento moral.
Mientras que la gran mayoría de la población mundial cree en Dios, o en algún Dios, el asunto de la creación, como teoría de origen, sigue debatiéndose intensamente en la sociedad de hoy, y nuestras creencias acerca de la creación, definitivamente tendrán efecto sobre nuestro comportamiento y pensamiento moral.
Aquel que tiene dudas sobre un Creador Supremo, la única opción que parece que le queda es adherirse a sus propios patrones morales prefijadas. Si no contamos con normas absolutas de moral y verdad, el caos y conflictos resultarán al ser dejada la Humanidad a sus propios deseos.
Todos aquellos que dudan de la existencia de Dios deberían hacerse la pregunta ¿cómo llegamos aquí? Únicamente tenemos dos respuestas —o alguien hizo el mundo, o el mundo se hizo solo; y hasta que alguien demuestre que el mundo es capaz de crearse solo, luego entonces, Dios es el creador. El diseño increíble de todas las cosas del Universo, implica un diseñador. Las leyes naturales de causa y efecto, de gravedad, de termodinámica, etc., implican un legislador. Criaturas personales implican sin duda a un creador personal.
A menos que podamos explicar convincentemente cómo cada una de esas cosas existen sin recurrir a una fuerza sobrenatural, y encontrar evidencias empíricas para apoyar nuestra conclusión, entonces Dios, en todo caso, es el creador. Si Dios existe o no, dependerá de la habilidad de aquellos que dudan de su existencia poder refutarlo. La carga descansa sobre los ateos para validar su posición. La respuesta a esa pregunta fundamental, es un prerrequisito para contestar las otras grandes preguntas de la vida: ¿De dónde venimos?, ¿por qué estamos aquí?, ¿cuál es nuestro propósito?, ¿cuál es nuestro valor intrínseco? y, ¿qué pasa cuando nos morimos?
*PLANIFICADOR JUBILADO.