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- 01/05/2017 02:00
Las reivindicaciones obreras en Panamá
Hoy, 1 de Mayo, se cumplen 131 años de la Gesta llevada a cabo en 1886 por los trabajadores en la ciudad de Chicago, quienes reclamaban un trato justo y humano por parte de los empleadores y que fue un ejemplo para millones de trabajadores en todo el planeta.
En el caso de Panamá, los trabajadores llevaron a efecto importantes luchas a favor de sus derechos a lo largo del siglo XX, por medio de manifestaciones públicas, huelgas y paros legítimos que les hicieron ganar el respeto de la ciudadanía, grandes líderes, como Marta Matamoros, José del Carmen Tuñón y Domingo Barría, son recordados con admiración.
Un significativo avance en cuanto a derechos de los trabajadores se produjo a comienzos de la década del setenta con el mandato del general Omar Torrijos Herrera, quien se propuso, como una de sus más importantes metas, realizar una nueva alianza con los sectores populares y sindicales del país, los cuales desconfiaban en un inicio de los uniformados, principalmente, por las persecuciones que se habían dado décadas atrás y que tuvieron connotados mártires, como fue el caso de Rodolfo Aguilar Delgado, líder de las bananeras en Chiriquí.
Siguiendo este objetivo de acercamiento con los trabajadores y en aras de reivindicar sus luchas históricas, Omar creó una Comisión que tendría la misión de discutir con los sectores obreros el contenido de un nuevo Código de Trabajo que rigiera las relaciones laborales en el país. La precitada Comisión la conformaron notables profesionales del foro nacional: licenciados Jorge Fábrega Ponce, Luis A. Shirley, Rosario Oller de Sarasqueta, Américo Rivera y el Dr. Rolando Murgas Torraza, como miembros adjuntos figuraban el Licdo. Jaime Jované y el Dr. Arturo Hoyos.
El nuevo Código de Trabajo se aprobó finalmente, luego de amplias consultas, por medio del Decreto de Gabinete No. 252 de 30 de diciembre de 1971 y entró en vigencia el 2 de abril de 1972. Como lo indica la fecha, el Código fue sancionado once meses antes de la aprobación de la Constitución Política del 11 de octubre de 1972, la cual en sus artículos retomó gran parte de las normas expresadas en el Código relacionadas con los derechos de los trabajadores.
El nuevo Código introdujo un número considerable de reivindicaciones en beneficio de los trabajadores, sobresalen: la incorporación de sectores anteriormente excluidos de la aplicación de la legislación laboral -marinos pescadores, conductores del transporte público y correderos de seguros-; creó la estabilidad relativa en el empleo, con derecho a reintegro, salvo excepciones planteadas; aumentó las indemnizaciones por terminación de la relación de trabajo y fortaleció aspectos contentivos de la libertad sindical, al derecho de huelga y a la protección laboral de la maternidad; y, reguló la convención colectiva de trabajo e hizo obligatoria su negociación.
Esta norma laboral incentivó además la creación de un centenar de sindicatos obreros en los años setenta que velarían por la buena armonización de las relaciones de trabajo.
Al Código de Trabajo se sumaron durante el proceso torrijista otras importantes normas en beneficio de los trabajadores como: la Ley No. 74 de 20 de septiembre de 1973 que crea el Instituto Panameño de Estudios Laborales; la Ley No. 10 de 8 de enero de 1974, ‘por medio de la cual se dictan normas para proteger a los Artistas y Trabajadores de la música nacional'; la Ley 7 de 25 de febrero de 1975, que instituyó las Juntas de Conciliación y decisión y la Ley No. 53 de 28 de agosto de 1975 que atribuyó competencia al Ministerio de Trabajo y Bienestar Social para conocer las reclamaciones laborales y se toman otras medidas.
Estas leyes vinieron acompañadas con la aprobación de múltiples convenios que, por décadas, esperaban ser ratificados y que pueden ser objeto de estudio por las actuales generaciones.
En lo que concierne al actual siglo XXI, tenemos que los trabajadores panameños se enfrentan a numerosos retos que son marcados por un mundo cada día más cambiante, competitivo y globalizado que exige mayores capacidades para el uso de las tecnologías modernas, a ello debemos sumar el flujo migratorio que, en el caso de nuestro país, suele atentar contra la mano de obra nacional.
Me permito enfatizar que la clase obrera panameña ha sido siempre un ejemplo para el país por su trabajo, dedicación y buen desempeño, a la vez que contribuye a diario al desarrollo y engrandecimiento de la Patria.
DIPUTADO DE LA REPÚBLICA.