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- 19/10/2024 00:00
Panamá: un líder en inclusión financiera con oportunidades para crecer
En los últimos cuatro años, Panamá ha dado diversos pasos hacia adelante en el proceso de reforzar la inclusión financiera de su población. De acuerdo con la edición 2024 del Índice de Inclusión Financiera (IIF), presentado por el grupo peruano Credicorp, el país se ha posicionado en el segundo lugar de América Latina, avanzando desde el tercer puesto el año anterior. Con el 47 % de la población adulta logrando un nivel avanzado de inclusión financiera (en 2021, este porcentaje era de 38 %), Panamá demuestra un progreso sostenido, destacándose por su capacidad para adaptarse y crecer en un entorno financiero cada vez más digitalizado.
La inclusión financiera es muy importante para cualquier panameño por el potencial impacto que puede generar en su día a día. Permite un mejor control del dinero destinado al hogar, invita a explorar los beneficios del mundo digital, tiene la capacidad de proteger los ahorros de riesgos como, por ejemplo, “esconder la plata en algún lugar del hogar” y esto mientras genera intereses. De igual forma, es vital para financiar proyectos de vida, como un negocio propio, comprar una casa (créditos hipotecarios), un transporte (créditos vehiculares) o invertir en educación. Y a esto se suma el frente de pensiones, seguros e inversiones.
El avance que comentaba al inicio es un reflejo del compromiso sostenido de diferentes actores en mejorar la relación entre las personas y el sistema financiero formal. Hoy, un ciudadano panameño promedio conoce bien al menos 11 productos de esta industria, superando la media regional de ocho. Además, la adopción de billeteras móviles y aplicaciones de pago ha alcanzado al 63 % de la población, posicionando a Panamá como un líder latinoamericano en términos de digitalización financiera.
Si bien los avances son significativos, existen poblaciones que requieren importante atención en términos de inclusión, como las mujeres mayores de 60 años que viven en zonas rurales y algunas de ellas que se autoidentifican como descendientes de pueblos originarios. Y creo que es aquí donde reside una de las grandes oportunidades para el país: seguir aprovechando los beneficios de la digitalización. Para que una persona acceda a una billetera digital, por ejemplo, no es necesario construir un puente, y va a seguir funcionando incluso con una carretera bloqueada. No obstante, esto solo va a ser sostenible en el tiempo si se ejecutan en paralelo iniciativas de alfabetización y educación financiera que guíen a los ciudadanos en el uso de estas plataformas, y en los beneficios del acceso a las mismas como todas las posibilidades de interacción para el uso de los productos y servicios financieros, y de esta manera generar acercamiento, confianza e inclusión.
En el caso de Panamá, el 49% de la población expresa su confianza en las instituciones financieras formales, un indicador positivo que sugiere que, con los esfuerzos adecuados, el país seguirá fortaleciendo este vínculo y protegiéndose de, por ejemplo, mercados ilegales como el de los préstamos gota a gota.
Es crucial que las políticas y estrategias continúen alineándose con las necesidades de la población, especialmente en aquellas que buscan mejorar la conectividad y la educación financiera. La cooperación entre sectores es fundamental para mantener el impulso positivo y garantizar que las oportunidades que ofrece la inclusión financiera lleguen a todos los rincones del país.
Con un enfoque colaborativo, Panamá está en una muy buena posición en el frente de la inclusión financiera, envidiable para varios otros países de la región. Los resultados del IIF 2024 son un recordatorio de que el progreso es posible, y con las estrategias adecuadas, se puede seguir transformando la vida de los ciudadanos a través de una inclusión más amplia y equitativa.