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- 07/03/2022 00:00
Partes de guerra: la desinformación
Antes de entrar al asunto de la guerra y la información, creo que hoy es de esos pocos días en que se puede afirmar que hay una contentura colectiva, porque se percibe desde hace muchos meses la inquietud generalizada por el retorno a clases presenciales. Deseo éxitos a los que hoy comienzan clases después de dos años en que, por la pandemia por el SARS-CoV-2, esta generación de ciudadanos en formación ha tenido que navegar por un período accidentado e irregular, por decir lo menos.
Sobre el asunto internacional, es más que evidente que se ha dado un conflicto militar: una invasión de Rusia al territorio ucraniano. Un conflicto que ha destruido grandes e importantes estructuras físicas en las más importantes ciudades de ese país. Un conflicto que ya afecta la vida de millones de ciudadanos... Que ya ha cobrado un sinnúmero de vidas... que amenaza la paz del mundo. Esa información, en términos generales, es correcta y puntual. Con lo que hay que tener cuidado es con las narrativas de apoyo y sus ulteriores objetivos.
No nos engañemos, en un interesante estudio, titulado “Corresponsales de guerra en el campo de batalla: un estudio de su relación con militares desde Crimea a Irak”, realizado por cuatro investigadores: Leire Iturregui Mardaras, María José Cantalapiedra González, Leire Moure Peñín y Rosa María Martín Sabarís de la Universidad del País Vasco, ellos señalan que: “La aparición en la guerra de Crimea (1854) del primer corresponsal civil, desarmado y contratado por un medio genera un punto de inflexión no sólo en la historia del reporterismo de guerra, sino también en el diseño e implementación de la estrategia militar. Hasta ese momento eran los propios militares quienes elaboraban el relato de lo ocurrido en el campo de batalla, pero en Crimea emerge una nueva figura encargada de mediar entre el frente y la opinión pública: el periodista. William Howard Russell inauguraba una nueva era periodística y asistía al nacimiento de la censura militar como reacción a sus crónicas. A partir de ese momento ejércitos y Gobiernos de todo el mundo han diseñado sistemas para gestionar la presencia de periodistas en las operaciones en el exterior”. Seguidamente, citan al catedrático español José Altabella, cuando él señala que: “... el corresponsal de guerra –en líneas generales– ha pasado a ser un engranaje más de la gran maquinaria bélica”.
La desinformación es un elemento crucial en cualquier guerra. Ahora más fácil y efectiva con las nuevas tecnologías, hoy más sofisticadas, inmediatas y abarcadoras que durante la mayor parte del siglo pasado.
Sobre la presente invasión de Rusia a Ucrania, por lo que he podido ver en las redes sociales y en los medios tradicionales, los que opinan con prudencia, descansa sobre diversas fuentes internacionales de información y sobre la opinión de expertos nacionales que nos pueden dar la perspectiva que nos debe interesar como panameños. Pero también están los que opinan sin fundamento. Disertan sobre el comentario de otro únicamente desde su posición de derecho a opinar. No importa si sabe de lo que está hablando o no. Lo hacen con seriedad y se ofenden si alguien los emplaza.
Si no sabes quién eres en un proceso tan calculado en la dinámica desinformativa de la guerra, lo más probable es que llegues a ser lo que otro quiere que seas. Un reproductor de la desinformación al servicio de los poderes para ganar terreno en las mentes poco reflexivas. Reenvíes a través de las redes sociales información que no has validado de fuentes desconocidas y poco objetivas. Opinas desde la perspectiva de tus creencias religiosas o políticas. Así, no haces más que contribuir a que el mundo sea más peligroso para todos.
Piensa bien antes de actuar. No contribuyas a desfigurar los hechos por la causa mezquina de otros. No abras la boca ni reenvíes una información sin reflexionar; entendiendo que lo que divulgas, debe ser una perspectiva educada sobre un tema demasiado complejo y cambiante.
Las guerras casi nunca tienen una razón válida. El proceso de desinformación, ya dicho, es parte fundamental de la preparación, el acto y la justificación a posteriori de la guerra. Los partes de guerra desde el frente de batalla no son del todo confiables y a la larga, tomará mucho tiempo, tal vez nunca, conocer la verdad comprobable.