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- 18/12/2008 01:00
Estrategias políticas
El arte, técnica, de planear y dirigir un conjunto de operaciones y actividades destinadas a conseguir un objetivo, es lo que se conoce como estrategia. Toda acción supone una táctica, de lo contrario, carecería de finalidad objetiva y obviamente de resultado productivo.
El proceso electoral impone a cada candidato y colectivo participante la estructuración de dinámicas que les permitan obtener la mayor cantidad de votos; cuando el sistema o método para conseguir el fin no resulta provechoso, es perfectamente viable su sustitución o transformación.
El ejercicio electivo actual nos permite analizar desde diversas aristas las variantes tácticas y estratégicas que cada uno de los aspirantes aplica con la evidente voluntad de liderar las intenciones del elector; y más aun hemos podido ser testigos de los maquiavelismos internos de grupos conformados dentro de los colectivos por mantener y controlar la capacidad de negociación u representación del poder político en sus respectivas instancias partidistas.
Las acciones antes de formar parte de una regla a seguir, deben haber pasado por la balanza del análisis cuantitativo y cualitativo, que admitan el diagnostico probable del impacto, en este caso, las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas a las que se enfrenta el individuo u organización en la consecución de su objetivo.
En política cada detalle cuenta, el tiempo es uno imprescindible, y a medida que se acerca el día de elección las ideas compiten por ser más asertivas, en contraposición a la pasividad u agresividad que puedan caracterizar las maniobras de campañas. Es irrefutable que todo tiene su tiempo y el buen estratega sabe predecir, uno de los mejores líderes estaba convencido de ello, Jesús, cuando declara: “Cuando anochece, decís: “Hará buen tiempo, porque el cielo está rojo”. Y por la mañana: “Hoy habrá tempestad, porque el cielo está rojo y nublado”. ¡Hipócritas, que sabéis distinguir el aspecto del cielo, pero las señales de los tiempos no podéis distinguir!”.
Es estratégico visualizar cuántos de estos últimos asesoran a los aspirantes, que no ven más allá de sus propios egos, protagonismos e intereses, enceguecidos por lo que no tienen y desean tener o por lo que tienen y desean aumentar, descuidando así lo obvio, vienen a ser como ciegos guías de ciegos, la diferencia estriba en que uno de los dos tiene que mostrar el camino, lo que implica saber hacia dónde se va y cómo se llega allá, y tener las capacidades para convencer de por qué se quiere llegar.
Las improvisaciones y carencias de resultados demuestran ceguera de algún lado, se puede ser el más grande, el de mayores recursos, pero si no hay visión estratégica ni capacidad para reinventar o readecuar, los hoyos que esperan a los incautos son abismales.
La inactividad de ciertas estructuras partidistas y su correspondiente descenso o bajo perfil en la intención de voto es justificada con discursos de que todavía hay tiempo, sin ponerse a pensar en que el pasado no aprovechado es perdido y lo que se siembra fuera de tiempo mal puede cosecharse a su debido momento.
-El autor es abogado.guerraluiscarlos@hotmail.com