• 24/05/2024 07:53

Ponerle límites a la ciudad

El crecimiento de la ciudad solo obedece al mercado inmobiliario, por lo que será necesario aplicar una norma de desarrollo urbano especial

La movilización de los habitantes en la ciudad de Panamá es un problema de transporte urbano muy complejo y difícil de resolver. Contrario a lo que comúnmente se hace que es seguir dándole más servicios de transporte público y mejores accesos a los sectores habitacionales nuevos y de mayor demanda, donde quiera que se construyan, la solución correcta es y debe ser todo lo contrario: reducir la distancia entre los sitios de dormitorio y trabajo de los habitantes. Cuanto más cerca estén estos dos sitios el uno del otro, menor será el movimiento y el transporte dentro de la ciudad, por lo que la solución permanente para mejorar la movilidad urbana dependerá de ponerle límites a la ciudad.

De acuerdo con Aristóteles (348 -322) la forma ideal de la ciudad es un espacio con-tenido, limitado y finito, a fin de evitar el sobrepoblamiento humano y, de esta manera, garantizar su autosuficiencia ,belleza, virtud y gobiernavilidad.

Lo primero para resolver el problema a los límites a la ciudad, para que no siga aumentando la huella urbana que tiene actualmente de 80 kilómetros cuadrados con 2 millones de habitantes. (250 personas por hectárea), es controlar la razón por la cual la ciudad sigue creciendo de largo y ancho.

Para esto será necesario aumentar la densidad de ocupación en el espacio asignado dentro de sus fronteras actuales, reconociendo que el uso de la mediana o alta densidad no es malo para la ciudad, contrario a lo que actualmente se percibe de esta herramienta urbana. Debemos aumentar la densidad de ocupación por lo menos al doble de la ocupación actual (500 personas por hectárea) para poder absorber el crecimiento urbano esperado para los próximos 20 años dentro de los límites actuales.

El crecimiento de la ciudad solo obedece al mercado inmobiliario, por lo que será necesario aplicar una norma de desarrollo urbano especial que le sea atractiva y conveniente a los intereses de los inversionistas y que además coincidan con la política de crecimiento que se propone aquí para mantener la ciudad dentro de sus límites existentes.

Para lograr esta coincidencia la normas de desarrollo deben darle ventajas económicas a los inversionistas de forma tal que crezca de manera práctica y no por medidas coercitivas aplicadas a la fuerza. Esta medida que en principio parece utópica es posible lograrla con una norma especial ( Agora1) que se aplicaría solo en lugares estratégicos, coincidentes con las estaciones del Metro en las Líneas 1 (parcial) línea 2 y línea 3, con un área de afectación de 1 kilómetro cuadrado por estación que a la densidad propuesta pueden absorber unas 50,000 personas por estación, cuando este totalmente desarrollada y ocupada.

Para que la norma especial (Agora1) tenga la motivación y preferencia para el mercado inmobiliario, propongo que se eximan a los proyectos construidos en el sector donde se aplica la norma especial, de tener un estacionamiento por cada vivienda (como se demanda actualmente), lo que a valor actual reduciría el costo de la vivienda en aproximadamente B/ 25,000. Así, las viviendas construidas con la norma (Agora1) pueden fácilmente competir en precio con los proyectos de casitas de muy baja densidad que se ofrecen y construyen en el mercado actualmente, ubicadas cada vez mas lejos del centro de la ciudad, razón por la cual se sigue alargando la ciudad indefinidamente.

La norma (Agora1) le pondría fin al círculo vicioso que ha dominado el mercado inmobiliario por décadas generando la ciudad que tenemos con casi 100 kilómetros de largo y que convierte la movilización en un problema de transporte descontrolado e insostenible, al recortar la distancia entre las áreas de dormitorio y trabajo. Además, esta medida inhibe la necesidad de que los habitantes se vean obligados a tener un vehículo privado para transportarse a su trabajo diariamente. Este agravante actualmente le demanda a la ciudad tener que incorporar en la red vehicular existente 60,000 carros anualmente, situación que a todas luces es insostenible.

La norma (Agora1) permite, al no tener que incluir en el proyecto espacio para los estacionamientos, usar la planta baja para uso comercial que sumado a disponer de aceras amplias y cubiertas, valoriza el proyecto para el inversionista y le dan al habitante que la vive un ambiente muy apropiado y seguro para su movilización peatonal o en bicicleta todo el año. Si además de lo indicado, a la planificación del área se le suman parques o centros cívicos de fácil acceso tendríamos lo que los griegos idealizaron como el Agora (razón por la cual la nombro de esta forma), donde todo ocurre en el mismo sitio: dormitorio, trabajo, recreo ,mercado y cultura. Así no sería necesario que los habitantes estén obligados a desplazarse para lograr ir a todas las actividades urbanas por las cuales se vive en sociedad.

La aplicación de una norma especial como la propuesta, convierte las 47 estaciones del Metro de las Líneas 1 ( parcial), 2 y 3 en Agoras modernas, que le podría dar viviendas a aproximadamente 2 millones de habientes en los próximos 20 años, dentro de los límites de la huella urbana que tiene actualmente la ciudad de Panamá, cambiando radicalmente la movilidad de los ciudadanos dentro de la ciudad, mejorando así su calidad de vida al reducir el tiempo de transporte en varias horas diarias entre su dormitorio y trabajo, que podrían ser dedicadas en cambio a la familia, recreo y cultura, como lo pretendieron los griegos. La “agorizacion” de la ciudad de Panamá la convertirla en una novedosa ciudad sostenible y sobre todo habitable.

El autor es arquitecto
Lo Nuevo
comments powered by Disqus