• 22/10/2022 00:00

Premios IPEL 2022, 10 años después

“[...] es importante rescatar esa identidad cultural, ese patrimonio histórico invaluable que nos dejaron generaciones pasadas”

En 2012, tuve el placer de asistir a la gala de los Premios IPEL a la Cultura Laboral, toda vez que mi tía, Moravia Ochoa López, y mi padre, Ramiro Ochoa López (q. e. p. d.), fueron merecedores del primero y segundo lugar, respectivamente, en la sección poesía. Exactamente 10 años después, he sido galardonado con un segundo puesto dentro de la sección Cuento; sin embargo, es importante resaltar la evolución de este concurso que exalta el talento artístico de nuestra clase trabajadora.

Cabe destacar que, en el transcurso de estos 10 años, se han incrementado los premios económicos a los finalistas en siete (7) géneros, a saber: Artesanía, Cuento, Escultura, Pintura, Poesía, Décima y Fotografía; lo cual es un incentivo al talento nacional, motivando a ese trabajador panameño ávido de triunfos y exposición. Pero no solo es el premio monetario, sino que el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral, a través del Instituto Panameño de Estudios Laborales (IPEL), ha hecho de este premio una real convivencia artística, donde los finalistas son tratados como lo que son, los verdaderos protagonistas.

Qué bonito fue, para todos, ser reconocidos durante casi tres días de reunión, en un hotel de la localidad, donde pudimos apreciar el arduo trabajo que hace el IPEL, cuyos servidores públicos nos demostraron su calidez y profesionalidad, culminando con broche de oro, mediante una gala de premiación espectacular, reafirmando lo que, a consideración de muchos, es el mejor concurso del país actualmente. Ciertamente, se busca la excelencia y hay que mejorar muchos aspectos, más cuando hay voluntad por parte de las autoridades, quienes nos expusieron sus planes y metas para el año venidero.

En esa interacción cultural, donde se reunió a veintiún intelectuales de toda nuestra geografía nacional, fue un honor compartir con maestros y genios chiricanos, veragüenses, herreranos, coclesanos, capitalinos, colonenses, cada uno compartió interesantes experiencias y anécdotas, que enriquecieron nuestro acervo y nos da esperanza en el futuro cultural patrio, que, a nuestro modo de ver, debe transformarse para educar a los hombres y mujeres del mañana.

En ese sentido, es pertinente que tracemos una nueva hoja de ruta de la cultura, emulando a los que propiciaron, en los años 70-80, la creación de lo que es hoy el Ministerio de Cultura. Aquella agrupación denominada Frente de Trabajadores de la Cultura (FTC), que reunía poetas, cuentistas, folcloristas, artistas de la danza, teatro y décima, fotógrafos, pintores, declamadores y promotores, entre otros, quienes llevaron a cabo los encuentros de Corona en casa Pin Ibé, de la siempre recordada Esther María Osses, estableciendo en ese momento, la necesidad de un ministerio, a través de La Declaración de Corona, la cual fue suscrita por Carlos Wong, Esther María Osses, Gilma de Jurado, Chuchú Martínez, Rogelio Sinán, Dora de Zárate, Hermelinda Fuentes, Mireya Hernández, Raúl Leis, Ricaurte Soler, Monchi Torrijos, Sergio Cruz, Leslie George, Armando Machore, Lord Panamá, Cáncer Ortega, Manuel Zárate, Modesto Tuñón, Santiago Dam Lau, Consuelo Tomás, Moravia Ochoa, Ramiro Ochoa López, Dalys Vargas, Gonzalo Posada, Jorge Ledezma Bradley, Alma Cantillo, Betty Tejedor, Celeste y Lía Changmarín, Rolando Hernández, Elda Maud, Arlene Lachmann, Edgar Soberón Torchía, Guillermo Castro, Bertilda Jurado, Silvano Lora, Stella Calloni, Marcelino Ruiz, Olonigdi, Gerardo Maloney, Jaime Porcell, Nils Castro, Aixa Jirón Polo, Anselmo Mantovani, Hermila Muñoz, Moisés Pinzón, Benjamín Ramón, Raúl Rodríguez, Eduardo Pérez, Rey Barría y Dania González, entre muchos otros.

Ahora, somos del pensar que la cultura debe ir a los barrios, adentrarse a nuestros suburbios, a los guetos, ganar espacios artísticos para que los niños ingresen a agrupaciones culturales y no a organizaciones delincuenciales, hay que atreverse, mezclarlo con el deporte de una manera integral, más allá de lo que actualmente se realiza, quizás insuficiente.

Además, es importante rescatar esa identidad cultural, ese patrimonio histórico invaluable que nos dejaron generaciones pasadas. Insto a los compañeros a unir esfuerzos de manera colectiva, a las instituciones encargadas que nos escuchen, permitan la participación y el devenir de las ideas, que salgamos de lo comercial, de la moda, de los “tik–tokers” y “seudoinfluencers”, del mundo de la farándula, que tenemos una misión por nuestra niñez, por todo Panamá.

Abogado y escritor.
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