• 22/04/2022 00:00

Los primeros próceres kunas

“En los textos de historia sus nombres deben ser registrados para que la juventud conozca más sobre los pueblos indígenas, y de sus personajes ilustres que ahora descansan como los grandes próceres de nuestra patria”

La Real Academia Española (RAE) define la palabra prócer así: “Eminente, elevado, persona de alta calidad o dignidad”. También se refiere a una “persona distinguida, valerosa, que contribuyó al engrandecimiento o a la liberación de su comunidad”. Este mes de abril cae como anillo al dedo para conmemorar algunos grandes personajes kunas que contribuyeron a prosperar a la comarca Kunayala, hasta ofrendaron sus vidas por ella, y, a través de sus heroicos actos, escribieron, en parte, la historia general del país.

Desde mucho antes de la independencia de Panamá de España en 1821, los kunas vivían abrazados en hermandad, con la esperanza de buscar mejores días para todos sus hijos. La agricultura era su fuente vital, defendían la naturaleza y sus tierras; podían ofrecer sus vidas para defenderlas de cualquier intromisión extranjera. Sus primeros próceres, dirigentes valerosos, inculcaban a sus hijos precisamente el amor a lo que ellos llamaban la “Madre Tierra”, una tierra que tenía que ser cuidada y preservada a toda costa.

Desde la llegada de los escoceses a lo que antes representaba Darién, en el periodo comprendido entre 1698-1700, los próceres kunas ya habían firmado pactos de no agresión con ellos, que después fueron obstaculizados por los españoles, por haberse incursionado en su territorio en forma ilegal. En aquellos tiempos, salta a la vista el nombre del cacique kuna Cuitama, como el dirigente más consolidado de la región, quien creía firmemente en sus tierras, cultura y cosmovisión.

Por otra parte, a principio de la década de 1870, en una memorable convocatoria que realizaron el abuelo Kupy y otros notables personajes, cuatro hombres fueron seleccionados para viajar a Bogotá para realizar diligencias ante el presidente para el reconocimiento a sus tierras ancestrales. Sin tener nada a su favor, solo la esperanza de que finalmente iban a ser atendidos por el presidente colombiano, Eustorgio Salgar. Estos cuatro hombres eran Pali-Cua, Machigua, Guavia y Yaquiña-Nilele. Este memorable viaje valió la pena, ya que el 29 de abril de 1871, hace 151 años, el presidente firmó el decreto que creó la comarca que en su momento se llamó “Tulenega” (“Hogar de los kunas”), aunque uno de los hombres de la comitiva indígena perdió lamentablemente la vida después de varios meses de viaje: Yaquiña-Nilele.

Entre los acuerdos que lograron firmar los próceres kunas con el Gobierno de los Estados Unidos de Colombia fue que ellos serían tomados en cuenta “en el goce de los derechos individuales que la Constitución nacional garantiza en general a todos los habitantes y transeúntes en el territorio colombiano”.

Por otra parte, a finales del siglo XVIII, los kunas lograron sobrevivir de ser aniquilados y esclavizados. Igualmente, por la lucha del caucho y tagua, grandes personajes del momento, como el cacique Inanaginya, se levantó para defender a su pueblo. Sus luchas en contra de la explotación del caucho, en 1887, son rememoradas como uno de los grandes episodios dentro de la historiografía kuna y del país. Antes de este personaje hubo otro cacique que fue asesinado en el río Mandinga por otros habitantes del lugar, con el fin de robarle el carey, que, en aquellos tiempos, su caparazón tenía un gran valor comercial.

36 años después de este suceso, en abril de 1907, los líderes kunas se enteraban de que Inanaginya, el que había sido electo como el primer cacique de aquella comarca Tulenega, había perdido la vida en Colombia, en circunstancias que hasta la fecha su pueblo desconoce sus verdaderas razones. Lo que sí puedo afirmar es que la muerte de este preclaro hombre indígena fue defendiendo los mejores intereses de todos sus ciudadanos y de sus tierras, porque sabía que las mismas eran de un valor incalculable.

Todos estos próceres conforman el baluarte de lucha del pueblo kuna. De esta forma existen, entre los siete grupos indígenas de nuestro país, los kunas, que, a través de sus grandes personalidades, sus próceres, quienes antes de la separación de Panamá de Colombia y principios de nuestra era republicana, lograron que sus nombres sobresalieran entre los más valientes y distinguidos.

En este mes de abril vale la pena recordar sus obras, porque, al igual que otros pueblos indígenas, la historia de los kunas también se registra como uno de los hechos de gran transcendencia dentro de la historia de los pueblos indígenas del mundo que han logrado sobrevivir. En estos momentos, que conmemoramos los nombres de los personajes mencionados, su pueblo no podía dejar pasar desapercibidas sus hazañas, y se prepara para los actos recordatorios. En los textos de historia sus nombres deben ser registrados para que la juventud conozca más sobre los pueblos indígenas, y de sus personajes ilustres que ahora descansan como los grandes próceres de nuestra patria.

(*) Docente, investigador y ensayista. Escuela Francisco de Miranda, Felipillo.
Lo Nuevo