• 07/02/2022 00:00

Provacunas, antivacunas… allí no está el dilema

“[…] el revuelo causado no hace parte de ningún dilema entre provacunas y antivacunas, […]. […], sino de la existencia de una lógica de enriquecimiento de verdaderos mercaderes de la salud a costa del pueblo […]”

En días pasados, se difundió un comunicado de la Comisión Médica Negociadora Nacional (Comenenal) en el que reiteraban que las vacunas “son malas y tienen limitaciones” (Comenenal, comunicado, 2/02/2022). Ciertamente, el comunicado causó algún revuelo en varios círculos, entre ellos, que hasta llevó a gremios también muy serios de la práctica médica a instar la confianza en la vacunación que se lleva a cabo por las instituciones oficiales. Este fue el caso de la Sociedad Panameña de Salud Pública, cuyo presidente, el Dr. Carlos Gálvez, emitió otro comunicado donde exhortaba a la comunidad mayor de cinco años a que acudiera a vacunarse, como única opción disponible para “recibir la protección contra complicaciones, hospitalizaciones y muertes que la vacuna anti Covid-19 confiere a la inmensa mayoría de las personas que la reciben”.

No tengo información sobre si el comunicado de este ente corporativo médico presidido por el Dr. Gálvez reaccionaba específicamente al contenido del difundido por la Comenenal el dos de febrero, pero por el énfasis en ponderar la vacunación como positiva, pareciera que sí, porque posteriormente, este gremio volvió a elaborar otro comunicado aclarando su posición y poniendo el énfasis en lo dicho en el inicio de su entrega previa sobre este tema.

En este sentido, pareciera haber contradicciones entre gremios médicos, pero desde mi punto de vista, no la hay y el segundo comunicado en secuencia lo confirma. No obstante, hay quienes han querido ver sapos y culebras donde no los hay.

En efecto, la parte inicial del citado comunicado de Comenenal señalaba que “… nos ha sido muy útil para prevenir desborde de nuestra capacidad hospitalaria y para prevenir muertes (…) todas las vacunas causan efectos secundarios y hasta muertes, pero al sopesar riesgos-beneficios, no hay duda de su utilidad” (Comenenal, op. cit). Dicho esto, que ponderaba positivamente la vacunación en sí, ¿qué causó el revuelo que obligó a este gremio a producir otro comunicado aclaratorio? Tengo la impresión de que las frases tales como que eran “malas y tienen limitaciones”, no leídas en su contexto pudieron ser motivo. Empero, la mayor razón del revuelo, ya no de la Sociedad Panameña de Salud Pública, que al cabo vimos que coincide en la ponderación positiva de la vacunación al sopesar riesgos-beneficios, va por otro camino, el de la denuncia de lo que hace año y medio compartí por esta misma columna.

La Comenenal reitera esta ponderación de la vacunación, pero deja claro que no actúa con la ingenuidad de pensar que todos los que favorecen la vacunación lo hacen por interés de la salud del pueblo, más bien reconocen que en medio de todo este proceso operan los intereses de los mercaderes de la salud a nivel local e internacional. He aquí donde el dilema tiene sentido. Es decir, este gremio afirma en su segundo comunicado sobre este tema que “a pesar de haber cumplido su cometido estas vacunas han demostrado poca protección en el tiempo” (Comenenal, comunicado 04/02/2022). Por tal motivo “se necesitan muchas dosis de refuerzo (…) y dado que la adquirida por las autoridades nacionales “es cara, alrededor de 28.00 dólares por dosis” (Comenenal, 02/02/2022) habiendo otras opciones, como estar desde ya procurando hacerse de la “supervacuna” que comenzó a estar en uso con el ejército norteamericano, indica este gremio.

En efecto, el revuelo causado no hace parte de ningún dilema entre provacunas y antivacunas, como muchos parecen entender. No se trata de estar en contra de la vacunación como herramienta de salud pública, sino de la existencia de una lógica de enriquecimiento de verdaderos mercaderes de la salud a costa del pueblo, que al final somos los que pagamos esos precios inflados y los préstamos internacionales obtenidos para esto. Ya lo hemos denunciado en múltiples foros públicos, desde mucho antes de la pandemia, pero ahora se muestra con mayor evidencia.

Es la misma lógica que denunciaba en su momento la exdirigente de este mismo gremio, la oftalmóloga de reconocida trayectoria profesional, Eréndira Carreño, cuando cuestionó “la política del 'ministro bienes raíces', que primero licita los megahospitales y luego se ocupa de cómo echarlos a andar” (laestrella.com.pa, 26/06/2011). Esta lógica insertada por grupos económicos privados, vinculados a los clanes de poder istmeño, es la que plantea el dilema fundamental en nuestro sistema de atención de salud, no el estar a favor o en contra de las vacunaciones como tal.

Sociólogo y docente de la UP.
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