• 05/05/2012 02:00

¿Cómo pudo pasar?...

En la historia de la humanidad hay eventos que sacuden a los pueblos, sin preavisos. Hablando con un amigo empresario, ante el fallecimi...

En la historia de la humanidad hay eventos que sacuden a los pueblos, sin preavisos. Hablando con un amigo empresario, ante el fallecimiento de Tomás Borge, líder histórico del Sandinismo, mi interlocutor, conocedor a fondo de Nicaragua, me decía: ‘Aun no entiendo cómo pudo pasar que esos aventureros comunistas pudieran derrotar al ejército de los Somoza, uno de los mejores de América Latina’...

De inmediato percibí que el fuerte de mi interlocutor no era la historia ni las ciencias políticas sino los negocios.

Evité hacer una disección de los fenómenos sociales que marcaron el antes y el después de la Satrapía Somoza, que dieron al traste con sus gobiernos y sus vidas. Quedé más bien reflexionando, cómo, en general, con pocas excepciones, el que hace negocios no sabe leer las inquietudes sociales. Y a veces, esos, y también los demás, se estrellan con ocurrencias que poco avisan, que dan giros hasta de 180 grados a las sociedades y pueblos.

Los gobernantes suelen estar muy desinformados, aunque crean lo contrario, por el coro atosigante de los que los rodean, con la filosofía de la adulación. Desde el palacio donde están, no suelen mirar a los semáforos sociales, porque se los cubren. No miran las luces, igual que en la calle, porque les abren pasos con motos y sirenas. Por tanto, no visualizan cuando están realmente en verde, o en amarillo y en rojo.

Por cruda experiencia, conozco que hasta el 5 de junio de 1987, en la noche, los abusadores del poder en Panamá, como el último Luis de Francia, se acostaron con el sonido de sus alabarderos: ‘Su majestad, no hay novedad en sus alrededores’.

De pronto, en solo horas, les llegó un Tsunami político y social, que en su borrachera de poder, creyeron que era mentira. Tenían congestión de tropas y armas y un respaldo sin medidas de la primera potencia. Con una oposición totalmente contenida, en esas condiciones, ¿cómo se iban a caer?

Eran inmunes, impunes, todo lo podían, todo lo tenían en un puño a nivel institucional. Lo que les pasó, se parece bastante a lo de hoy, aunque ahora en tiempos y colores distintos y ‘estemos en democracia’. No miraron entonces, ni hoy se miran, los cambios de colores en los semáforos sociales. Se creían ayer, y se creen hoy, ‘más fuertes que el Peñón de Gibraltar’.

A propósito, ¿recuerdan ustedes hace año y medio a una alianza política más fuerte que el Peñón, pese al semáforo titilando en amarillo?

Para algunos lobos aulladores que me buscan ofender, sin que les haga caso, si me preguntan, ‘¿y usted no era de ese grupo?’. Les digo: ‘juntos, nunca revueltos’. Además, ¿quiénes de mis críticos en sus tres últimas vidas tomaron la mitad de mis riesgos? Por eso conozco lo que escribo.

Hoy, parece que los partidos oficialistas y de la oposición formal, están de acuerdo en dejar las cosas como están. Todos logran objetivos materiales y oportunistas en que no cambie nada.

Los gritos y protestas de los grupos que desean transformación y cambios positivos, como solo pueden ponerse en semáforos verdes, y en amarillos light, no son escuchados. La única panameña que logra con su liderazgo mostrar que del verde se podía pasar rápido al amarillo y al rojo y más, fue Silvia, la Cacica histórica. Ante ella, se replegaron todos, se escondieron unas semanas. La obra social de Silvia Carrera, aun no se puede ponderar.

Hoy, proporciones guardadas a aquellos meses de 1987, lo que ocurre guarda muchas similitudes: aunque estemos en ‘democracia’, las lesiones al pueblo, a sus valores, sus dignidades, sus clamores, son desoídos con un desparpajo sin medida.

Las diferencias de tiempos y estilos con ese pasado que mencioné, pueden ser muy distintos en algunas cosas, lo conozco; pero, en otras, tienen irrespetos idénticos. Y toda acción de hoy, traerá sus reacciones mañana, y una cuarta más.

Solo hace falta leer bien los semáforos...

ABOGADO Y MILITAR RETIRADO.

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