• 11/09/2011 02:00

Riposta a RAC

Celebro que el estado de salud del profesor Ricardo Arias Calderón esté suficientemente bueno como para autorizar la publicación en La E...

Celebro que el estado de salud del profesor Ricardo Arias Calderón esté suficientemente bueno como para autorizar la publicación en La Estrella del domingo pasado de una ‘Declaración de Arias Calderón sobre el conflicto entre Martinelli y Varela’, contrastando el actual trance en la Vicepresidencia de la República, con la que se materializó en 1991.

En ella se atribuye a don Guillermo Endara G. (quien lamentablemente no puede responder a ellas) responsabilidades ajenas a lo realmente acontecido, reconstrucción tardía de la historia a la que no debo callar (‘Quis tacuit, cum loqui debuit et potuit, consentire videtur’), por orientar mejor a las generaciones que no vivieron aquellos tiempos.

Decía dicha Declaración: ‘Nosotros pagamos un alto precio por dejar en boca de nuestros ex—aliados la interpretación de los hechos del rompimiento de la alianza y quedó en la opinión pública la idea de que nos salimos del gobierno y en consecuencia éramos los responsables del rompimiento, cuando lo que realmente sucedió fue que nos botaron’. Esto último no se compadece con la historia. Los archivos documentan que el entonces presidente destituyó sólo a su ministro de Gobierno y Justicia. Existen testimonios que otros democratacristianos, quienes presentaron renuncia, respondieron disciplinadamente a instrucciones partidarias. Se podría haber complementado con alguna versión autorizada de lo que realmente aconteció en la ‘casita de Quarry’, pero no fue del caso.

Lo que sí es cierto es que la Corte Suprema ‘en una sentencia unánime, me declaró exonerado de toda culpa’ al cobrar emolumentos sin asistir al Gabinete. Pero cualquier filósofo ajeno a la Torre de Babel que es la política panameña habría objetado al razonamiento consignado como para la historia en el texto de ese fallo, que sustentaba que un mismo vocablo ‘atribución’ expresaba, en una misma oración, significados diametralmente opuestos, como ‘derecho’ (al asistir al Gabinete) y ‘obligación’ (solo para las demás labores incluidas en la Constitución), en razón de inefables ‘factores imponderables extrajurídicos’.

¡Por muchísimo menos don Roberto F. Chiari ‘cogió su sombrero y se fue para su casa’ el 24 de noviembre 1949!

Don Juan Carlos Varela debería recordar el dictum del Dr. Arias Calderón de que un vicepresidente es una llanta de repuesto, que debe estar en condiciones para suplir al titular, asistiendo regularmente al Gabinete para mantenerse suficientemente informado de nuestra Cosa Pública, que no será visto como ‘traidor’ por sus mandantes.

*TRADUCTOR.

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