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- 28/07/2013 02:00
La incultura radial y televisiva
La Constitución Política define los medios de comunicación social como instrumentos de información, educación, recreación y difusión cultural y científica. Cuando sean usados para la publicidad o la difusión de propaganda, éstas no deben ser co0ntrarias a la salud, la moral, la educación, formación cultural de la sociedad y la conciencia nacional. La Ley reglamentará su funcionamiento.
Es triste que a la fecha no contemos con una legislación reglamentaria que se cumpla a cabalidad. Los medios de comunicación se han convertido como empresas de comercio, distantes de los propósitos y compromisos antes expresados, en canales de distorsión de la cultura, la moral y del respeto al oyente y al televidente o lector.
Lo peor es que se han dotado de personal poco idóneo, con títulos, pero sin profesionalismo real. Los productores de esos medios y sus propietarios, no frenan la grosería, la falta de cultura que abunda en esos espacios radiales y televisivos, donde las carcajadas grabadas, son una forma de insolencia, incultura y de irrespeto a los radioescuchas. Por su lado los reporteros de la televisión, especialmente los de espacios aparentemente noticiosos, siguiendo instrucciones, hacen entrevistas que dejan al descubierto la carencia de formación.
Tienen sus informantes sobre protestas que ya son parte del acontecer nacional. No es impropio que cubran esos eventos, lo preocupante es la forma como abordan a los entrevistados. Así por ejemplo, facilitan espacio a las protestas de los detenidos en las cárceles y a los familiares, que tratan de exigir una atención y condiciones que no tienen ni es su casa. Nunca se les ha ocurrido preguntarles la razón de su detención, ni cuántas veces han sido detenidos, el delito que cometieron, el lugar, y las consecuencias para las víctimas..
Cuando divulgan algunas informaciones, en medio de abundante propaganda, dedican minutos de manera repetida, a un titular que anuncian reiteradamente, hasta el cansancio. Cuando realmente tratan de decir lo que llaman primicia, ya el televidente lo sabe con mayores detalles, certeza y sin la propaganda que lo precede. En Panamá todas las profesiones, que son muchas, tienen sus voceros. No obstante, las entrevistas a los mismos,, dejan un halo de compromiso comercial con el medio, no solo por la frecuencia de las entrevistas a los mismos, sino porque la mayoría procura llenar un espacio, y citan sobre temas que despiertan el morbo en el televidente.
Los diarios que se imprimen en nuestro medio, salvo raras y pocas excepciones, tratan de disputarse las noticias sobre crímenes, las exhibiciones de pornografías, y la eficacia de glosas picarescas, que en nada contribuyen a la cultura, la educación, la ciencia y a la moral Si los medios escritos dijeran ‘en la próxima entrega, así como en la televisión se dice, más adelante, cuando volvamos, en unos minutos, al regresar y otras formas de dilación de la información’, no venderían su producción. Estos medios afortunadamente contienen los aportes y colaboraciones de muchos profesionales de todas las disciplinas, que analizan, sin compromisos, los problemas del acontecer nacional y escriben con buen uso del idioma, con intención docente y por contribuir de alguna forma, al desarrollo de la ciencia, la cultura, y el aprendizaje en nuestro país.
Confío en que los profesionales panameños continuaremos teniendo un espacio para expresar la opinión que nos merecen los distintos temas, no solo políticos, sino también sociales, culturales, científicos, gremiales, educativos y de producción y crecimiento o desarrollo nacional. Mejoremos como compromiso de todos, la forma como se explotan los medios de comunicación. (sic)
ABOGADO.