• 06/12/2017 01:01

Un Cervantes para Ramírez

Allí el asunto derivó en una compleja maraña que involucró a cárteles de la droga de México y Colombia

Dolores Morales dejó de trabajar en el Departamento de Investigaciones de la institución policial. Ahora, ha proseguido su tarea desde una perspectiva privada y tiene una modesta oficina; allí sigue la pista a oscuros casos y esclarece la vida sociopolítica de la capital nicaragüense con su entramado sórdido de acontecimientos. La historia es narrada por Sergio Ramírez Mercado, esta vez en su novela Nadie llora por mí.

Ya antes, cuando aún laboraba en la Policía Nacional y apoyado por su subinspector Bert Dixon, a quien se le conocía como Lord Dixon, había seguido el caso del cadáver de una mujer y de una embarcación abandonada en Laguna de Perlas, en la Nicaragua contemporánea. Allí el asunto derivó en una compleja maraña que involucró a cárteles de la droga de México y Colombia. Aquella, de 2008 fue El cielo llora por mí.

Pero hace unos días las indagaciones quedaron atrás. El premio de literatura Cervantes que instituyó el Instituto Cervantes de España fue concedido al autor Ramírez por su amplia obra que incluye libros de cuentos, más de diez novelas, textos de literatura infantil, ensayos y una serie de escritos periodísticos que se han divulgado y traducido en muchos países. El jurado deliberó y consideró que él ‘aúna la narración, la poesía y el rigor del observador y el actor'.

Es la primera vez que un escritor centroamericano obtiene este galardón, que ya ha sido entregado a Alejo Carpentier, Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Carlos Fuentes y a Mario Vargas Llosa. Ramírez Mercado ya obtuvo antes distinciones como el premio Dashiell Hammett por Castigo Divino, Alfaguara y Casa de las Américas por Margarita está linda la mar, el Laure Bataillon por la mejor novela extranjera en Francia, Baile de máscaras.

Hace algunos años, tuvimos la oportunidad de conversar sobre su oficio y la región. Dijo que ‘Centroamérica es una comunidad de países muy pequeños, de economías débiles; siempre estamos diciendo que somos unos países en desarrollo, pero esto debería tener un plazo'. Consideró que allí siempre hay motivaciones para escribir; ‘El campo más propicio para enseñar ese rostro común, aunque diverso, es la cultura, la literatura'.

Pero su visión no se quedó allí. Hizo una mirada más amplia y expresó. ‘Yo creo que de manera infinita; América Latina está llena de mitos, de realidades parecen fantasías; que se presentan como realidades y nuestra historia ha sido siempre así, llena de anormalidades, de personajes extraordinarios; por tanto, es una historia siempre novelable'.

De allí el amplio y variado recorrido que ha hecho por la narrativa con argumentos que van desde su propia experiencia en el periodo de actividad política esbozado en Adiós muchachos, las aventuras infantiles en cuentos dirigidos a niños y hasta en un relato que toma cuerpo en las escrituras bíblicas en Sara. Se le reconoce su capacidad de utilizar fórmulas realistas para abordar la evolución social y cultural de su país; aún en su serie negra utiliza tal recurso.

Por esa razón sustenta su iniciativa de auscultar permanentemente. ‘La capacidad de fabular es infinita y acompaña a los seres humanos. Es una necesidad para alguien que le cuenten historias y para otros, contarlas. Eso no va a terminar nunca en el trayecto de la humanidad. Y cuando hay relatos singulares que contar en Centroamérica, la literatura tiene sus alimentos propicios'.

El escritor es heredero de varias generaciones de transformadores del lenguaje literario, como Rubén Darío. Pablo Antonio Cuadra, José Coronel Urtecho, Ernesto Cardenal, Gioconda Belli y Claribel Alegría, que acaba de recibir el premio Reina Sofía por su esfuerzo consagrado a las letras.

La trayectoria de Ramírez en el contexto del mítico ambiente nicaragüense y variadas perspectivas le permitieron crear para nuestro conocimiento y deleite. Enhorabuena.

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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