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- 11/06/2020 00:00
'Más allá del río Níger…'
Dulcila, desde el jardín de los senderos que se bifurcan de Borges, hacia innumerables pasados y futuros, inicia un periplo por África, América, Asia y Europa en busca de los mitos cosmogónicos de la humanidad. Ella ansía la energía vital y descubre las formas dentro de las formas y el misterio de la creación. La metamorfosis existencial la libera de prejuicios e ilumina su sendero de vida. Dulcila es el núcleo sensitivo del ensayo novelado y autobiográfico de Stella Dupuis: Más allá del río Níger...
Stella es panameña con mente universal, al igual que Octavio Paz y Rogelio Sinán, se enamora de la India, durante más de cincuenta años investiga las creencias animistas de una cultura que impacta a todas las latitudes, así las entidades gubernamentales del país le hacen un reconocimiento por sus aportes al estudio de los conjuntos monumentales.
Dulcila, navega por el universo rocambolesco de lo irreal, es una mujer astral que busca intuitivamente lo espiritual a través de los sentidos, anhela el silencio total y la armonía entre los sentimientos. Vive simultáneamente varios presentes en mundos paralelos, está en constante efervescencia emocional, dialoga mentalmente con su linaje, tanto en el pasado como en el presente y futuro, del espejismo y alucinación pasa a racionalizar todas las vivencias místicas y esotéricas.
Dulcila narra las experiencias familiares en África y Cuba, ella es un sincretismo viviente de muchos avatares, en la alquimia del amor se nutre de todos para ser un ente multidimensional. África la impacta con las casas trogloditas del país Dogón, la extirpación del clítoris, práctica que viene desde los egipcios y la cual ocasiona traumas en las mujeres mutiladas. La creación artificial de Liberia y Sierra Leona, la tragedia de Biafra y la guerra civil de Nigeria y el encuentro de la negritud con las intervenciones militares de Fidel en el continente africano.
Dulcila, telepáticamente, se traslada al pueblo de Villa Leyva en la finca Purnima, cerca de Bogotá; allí está un centro Ayurveda, fundado por Stella Dupuis, el único templo de las Yoginis, diosas mitológicas de la India en América, otros están en Australia y Alemania. El templo de Colombia es un lugar de meditación y de yoga.
Adolfina, madre de Dulcila, es una mujer vidente, en exégesis mágica, lee textos sagrados de la enorme barahúnda de culturas y lenguas, los cuales se refieren al caos creativo que da nacimiento al universo que nos acoge. Somos seres de agua, venimos del océano de aguas primordiales, navegamos en el vientre de una mujer. Somos burbujas de un río turbulento.
La obra narra episodios extraños con mitologías y simbolismos que nos embriagan en un frenesí de fantasías románticas. Dulcila conoce a Kubera, el señor de las altas montañas, ser atemporal, de la no dualidad, un ser voluptuoso que en un rapto místico seduce a Dulcila, tiene gemelos, son hijos sobrenaturales encarnados en Kangling y Damaru. Son hermosas las imágenes de un amor misterioso, ella vive en un elixir que la hace vibrar en un orgasmo sin límites. La alquimia con Kubera trasciende todos los paradigmas. Kubera es un dios que se enamora. Recuerdo la mitología griega.
El libro de Stella Dupuis nos introduce en las leyendas, mitos y religiosidad de la India, es un tratado didáctico para comprender el hermetismo de una cultura milenaria, multidimensional, de paradojas, parodias extremas, de muchas antípodas. Gandhi y Tagore nacen en ese subcontinente.
La prosa de Stella, plena de metáforas y alegorías, tiene una armonía polifónica con los múltiples matices de paisajes inéditos, la luz crea las sombras del antagonismo. Cada palabra le sale del corazón, de la intensidad vibratoria de pensamientos cardinales, los cuales nos hacen trascender las barreras de los conceptos creados por nuestra mente. El don descriptivo embellece el diseño literario. Stella es una yoginis, una gota primordial del núcleo húmedo e incandescente de la creación cósmica. Ella es humedad, un ser que es uno y lo es todo.
La narración es un elogio a la amistad y un homenaje a sus ancestros. Cuando menciona a Renata Durán, pienso en La calle del espanto de Sir Richard Brooks, su poesía le da el aroma de lo primigenio. Stella, al mirar, tiene la fuerza de los budistas con su tercer ojo, te penetra el alma.
La lectura te hace dialogar con sus protagonistas y de ellos son algunas de las ideas que resumo: Milagro que dura, deja de ser milagro. La mente está sin pensamiento cuando está sin movimiento, en silencio total. Los mantras son vibraciones que propician el encuentro con nuestro propio ser. Todo es uno. Los demonios son los miedos y prejuicios que nos paralizan. El agua es la fuerza vital. La humedad está en todo, hasta en las piedras. La belleza está en los ojos de quien la mira. La experiencia depende de la persona. La clave de la felicidad es dar y recibir con alegría. La energía sincronizada trasciende el tiempo y el espacio, la vida y la muerte. Yo puedo ver simultáneamente muchos presentes. Vibra en mí la memoria del agua. Yo soy humedad y la humedad está en todo.
El haber bibliográfico de Stella es significativo con novelas y ensayos, obras multitemáticas; es una de las grandes escritoras del Panamá literario; sin cartas de nobleza, se hace sentir en el mundo de las letras.
Dedicado a Neco Endara, el hijo de Kubera.
Referencia bibliográfica: Dupuis, Stella. Más allá del Niger… Madrid: Editorial Verbum. 221 p. il.