• 05/11/2008 01:00

Margarita o Saladino? presidente

Si la “Latinoamerican Idol” Margarita Henríquez o el “medallista olímpico” Irving Saladino tuvieran la posibilidad de correr como candid...

Si la “Latinoamerican Idol” Margarita Henríquez o el “medallista olímpico” Irving Saladino tuvieran la posibilidad de correr como candidatos presidenciales en las elecciones generales de mayo de 2009, sin duda alguna llegarían al “Palacio de las Garzas”, porque tienen “credibilidad e integridad”, virtudes hoy extintas en los políticos del patio.

Políticos del patio que se especializan en formular promesas que no pueden cumplir, que prometen construir puentes donde ni siquiera hay ríos, que juran acabar con el fuego de la corrupción, sin embargo, al llegar al poder se convierten en leña, que atiza más ese fuego.

Hombres públicos que se cambian de una tolda política a otra, como quien se cambia de ropa interior.

Cuando están fuera de la “papa” todo lo que hace el gobierno de turno es malo; empero, cuando les toca manejar el sartén de la “Cosa Pública” parecen olvidar la receta para calmar las necesidades del pueblo.

A los políticos de hoy les sobran las promesas y adolecen de integridad y verdad. La gente no cree en ellos y a la hora de votar, lo hace por el menos malo.

Si se presentara la oportunidad de realizar un “batido” con todos los diputados de la Asamblea Nacional el resultado sería el mismo, un jugo incoloro de sabor amargo y letal para el mundo intestinal de cualquier mortal.

La mayoría de los políticos encuentra en la política la forma más fácil de salir de la pobreza y del anonimato.

Carecen de vocación de servicio, su mirada está puesta solamente en la gloria, evitan atravesar el camino de la cruz y las espinas que impone el trabajar por la colectividad.

Se necesitan cambios drásticos en el medio político, pero no del tipo de los que se proponen en las pautas publicitarias ni en los afiches propagandísticos de campañas políticas, se necesitan cambios, pero internos, es decir, en la mente y el corazón de los políticos.

La gente no cree en los políticos, en esos que cada tarde en medio de campañas políticas cargan niños y recorren los barrios atestados de tristes cuartos y de niños descalzos. En esos políticos que nunca vuelven al lugar donde lo eligieron, por no ensuciar sus zapatos con el lodo de la calles no reparadas o no construidas.

Se necesitan políticos con el espíritu y corazón de Margarita Henríquez o de Irving Saladino.

Políticos que inspiren al pueblo panameño a esperar un mejor mañana, donde solucionar los problemas de empleo, salud, educación, vivienda, seguridad ciudadana y alimentación de todos los hijos de esta patria no sea un sueño, sino una hermosa realidad.

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