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- 01/06/2012 02:00
Martinellismo, gatopardismo y la secta
Decía el personaje de Lampedusa que ‘es necesario que todo cambie, para que todo siga igual’. El gatopardo es una novela escrita por Giuseppe Tomasi di Lampedusa, entre finales de 1954 y 1957. ‘Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi’, esta conocidísima frase simboliza la capacidad de los sicilianos para adaptarse a lo largo de la historia a los distintos pueblos que han gobernado esta hermosa isla, pero también la intención de la aristocracia de aceptar la revolución para poder perpetuarse.
El ‘gatopardismo’ o lo ‘lampedusiano’ es en ciencias políticas el ‘cambiar todo para que nada cambie’. La cita original expresa la siguiente contradicción aparente: ‘Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie’. ‘¿Y ahora qué sucederá? Tratativas pespunteadas de tiroteos inocuos, y, después, todo será igual pese a que todo habrá cambiado’. ‘... una de esas batallas que se libran para que todo siga como está’.
Desde entonces, en ciencias políticas se suele llamar ‘gatopardista’ o ‘lampedusiano’ al político, reformista o revolucionario que cede o reforma una parte de las estructuras para conservar el todo sin que nada cambie realmente. Esa es precisamente la concepción del Martinellismo, significa precisamente esto, cambiar para que todo siga igual.
El 60% de los panameños depositó en Ricardo Martinelli su confianza para profundizar la democracia y él ha utilizado el poder que le dieron para instaurar una dictadura. Martinelli ha birlado a la nación. El país, por donde uno voltee a verlo, parece un carro atascado. No hay lado sano, nada ha cambiado. Martinelli es un hombre con una personalidad dominante, y las personalidades de este tipo tienen una capacidad de manipular, de engañar y de contrariar muy grande. Nosotros no estamos ante un presidente normal. Se cree un predestinado.
Hay un elemento que puede explicar el poder que ha mantenido el Gobierno y es que el Martinellismo opera como una secta destructiva. Antes, las sectas sólo tenían una connotación religiosa, hoy no. Pueden ser de mujeres, separatistas, políticas o de cualquier orden. ¿Qué es una secta destructiva? ‘Un grupo organizado que emerge en el seno de una sociedad, con las intenciones de destruir las instituciones y valores y obligarles a asumir los de la secta’.
Las características de una secta destructiva como el partido del cual Martinelli es el dueño. Primero: tienen una estructura piramidal. Segundo: guardan una sumisión incondicional a un líder, a quien se le debe obediencia absoluta, pues se considera predestinado a cumplir una misión que sólo él puede lograr y crea, al crecer la secta, una estructura dictatorial.
Tercero: hay anulación de la crítica interna y prohibición del pensamiento individual. Cuarto: hay persecución de objetivos económicos enmascarados bajo una ideología destinada sólo a reforzar el poder del líder. Quinto: la manipulación de los adeptos para lograr los fines que persigue la secta. Sexto: ausencia de control de una autoridad superior sobre la secta, en ese partido no hay nadie que controle a Martinelli. Y séptimo la secta desaparecerá cuando desaparece el dueño.
La estructura de personalidad de Ricardo Martinelli está configurada para retener el poder en el 2014. Eso lo determinarán la historia y la participación de todos los sectores de la nación. Martinelli tiene una estructura dictatorial en la cabeza contraria a la de la democracia, por lo que no se le puede pedir que piense como un demócrata. Porque si pensara como un demócrata, sencillamente no tendría sus manos en los órganos del Estado. Pero una cosa es lo que una estructura mental dictatorial aspire y otra cosa es lo que un país le permita.
EDUCADOR