• 08/08/2021 00:00

El tenis de Novak Djokovic dejó mal al deporte blanco

“Este malcriado no es un buen ejemplo y lo más recomendable es suspenderlo por un año, para que se aquiete”

No es la primera vez que al actual no. 1 del tenis mundial, Novak Djokovic, se le pierden los papeles en forma extrema, cuando las cosas no le salen bien. Tampoco es al único que le ha pasado, pero Novak cumple más de un año de estar orinándose fuera del tiesto. Antes de enlistarse para representar a Serbia en Japón, fue multado y amonestado fuertemente por haber golpeado en la garganta, con un tremendo pelotazo, a una de las jueces de línea, en forma muy sospechosa (en el acto me dije: “Ese tipo está loco”), ha formado espectáculos bochornosos azotando con mucha furia contra el piso costosas raquetas.

Pero en Japón 2020, solo con dos de sus rabietas escenificadas, se ganó la bochornosa medalla del aborrecimiento y dio una gran pena en los Juegos Olímpicos de Tokio. De seguro que tiene merecido un abucheo de una hora en los próximos eventos de “Gran Slam” que se den próximamente en el mundo.

Cuando Novak se vio superado por el español Pablo Carreño, con quien disputaba la medalla de bronce, lanzó hacia las desoladas graderías la raqueta, como con la esperanza de que hubiese uno de los fantasmas que últimamente lo acometen en forma subrepticia para degollarlo de un solo tajo.

Minutos después, no conforme, en el mismo juego con el caballero Pablo Carreño, azotó otra raqueta contra la red y así hasta que perdió el juego, la medalla de bronce y hasta se despidió del evento, pues no asistió al compromiso de dobles que tenía, aduciendo un malestar en el hombro.

Este malcriado no es un buen ejemplo y lo más recomendable es suspenderlo por un año, para que se aquiete.

La historia oficial del tenis aparece en Internet y nos cuenta que este deporte nació en Inglaterra y que su inventor fue el mayor Walter Clopton Wingfield (1833-1912). Creo que el mayor Walter, de haber estado presente en ese juego fatal de Tokio, hubiese esperado a Novak en la esquina de la calle Nishi Shimbashi, que está cerca del complejo tenístico, para darle un escarmiento con o sin las reglas del Barón Pierre de Coubertin al desaforado serbio por su mal ejemplo, siendo reconocido mundialmente como el mejor atleta del deporte blanco, como lo estigmatizan.

Afortunadamente, el joven alemán Alexander Zverev, número 5 de mundo, nos alivió a todos los que amamos al tenis, pues ganó con mucha hidalguía la presea de oro, convirtiéndose en el primer alemán en la historia en ganar la medalla de oro olímpica.

Economista, escritor costumbrista.
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