• 31/07/2015 02:00

Torrijos en el aniversario luctuoso

El expediente de las investigaciones que llevaron a cabo las autoridades por la muerte de Torrijos reposan en un tribunal en Penonomé

En cada aniversario fatídico en que conmemoramos el raro accidente en que se inmoló el general Omar Torrijos, viene a mi mente cuando viajaba en mi auto, se daba la información de última hora, que de momento la daba como una noticia falsa; mientras ese mismo día 31 de julio de 1981, me ocupaba de llevar todos los preparativos para celebrar los 15 años de mi hija menor, pero poco después cuando por medios creíbles se confirmó su desaparición física, la celebración aludida quedó cancelada, afectados en el ánimo de mi familia y en el mío, por tener clara la grandeza de su persistente tenacidad, muy inteligente para lograr en el campo de una bien dotada diplomacia internacional el tratado que lleva su nombre y del presidente Carter de EE.UU.

Desde entonces, ha sido imposible que arranque de mi alma la sospecha de que manos criminales, internas y externas, tuvieron que ver con su muerte tan estruendosa, más cuando el presidente Reagan no había disimulado su animadversión contra nuestro gobernante, por su encasillamiento en que el Canal de Panamá debía continuar en manos de EE.UU., con sus bases militares y todas sus instalaciones.

En cambio el presidente Cárter, por su elevada condición moral e inclinado a hacerle justicia a nuestro país, siempre a lo largo de las negociaciones estuvo de acuerdo en que el colonialismo que sufrimos durante casi un siglo debía desaparecer y lo demostró cuando se dio la votación en el Senado en que las matemáticas honestas de su espíritu quedaron reflejadas, aunque muy estrechamente, con mal agrado de las enmiendas que se le introdujeron que siguen como espada de Damocles sobre nuestro país, conociendo de lo que es capaz el imperialismo en determinadas circunstancias en que siempre se burló del Derecho Internacional.

Como se sabe, el expediente que contiene las investigaciones que llevaron a cabo las autoridades por la muerte de Torrijos reposan en un tribunal en Penonomé, en numerosos tomos, con un sobreseguimiento provisional, por lo que en su interpretación jurídica desde entonces está pendiente que se pueden reabrir, si hubiere alguna causa que lo determine.

Recuerdo que el licenciado Marcelino Jaén, cuñado del general Torrijos, me comentaba hace algunos años que le había confiado la lectura de esos tomos al ilustre jurista y catedrático Julio Yau, concluyendo que siempre queda una tarea latente frente al contenido de los mismo con la advertencia del Licenciado Marcelino; que debíamos evitar su cierre definitivo tras alguna torpeza, aunque fuera de buena fe. En el Gobierno de Martín Torrijos hubo la promesa de nombrar una comisión con carácter permanente para que examinara todas sus aristas, pero se diluyó y no se volvió a hablar de ella. Como tantas cosas que se han pretendido relegar al olvido, como la invasión norteamericana a nuestro país, concordemos con el Dr. Julio Yau que tras la muerte de Torrijos es obligante una tarea pendiente.

ABOGADO Y PERIODISTA.

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