• 09/06/2025 00:00

Totalitarismo, anarquía e información

La forma como los gobiernos, agrupaciones políticas u otras organizaciones de personas utilizan la información es vital para expresar sus ideas, cualesquiera que sean.

En la antigua Sumeria surge la idea de tallar “estelas” de piedra, en donde se informaba a todos, e inclusive a los viajeros, de la grandeza, de las leyes y costumbres del pueblo por el cual transitaban. La práctica se difundió por el mundo antiguo; al menos, las grandes civilizaciones colocaban estelas y, posteriormente, obeliscos y murales para “informar” a los demás de sus hazañas y de la vida de sus reyes.

El ejemplo más claro de esta convicción es el de Roma, cuando sobrevivió hasta la época el dicho: “Omnes viae Romam ducunt”: “Todos los caminos conducen a Roma”. Todo lo que tuviese que ver con la política, la guerra o la economía pasaba por Roma, y así precisamente fue como el cristianismo se abrió paso en el Imperio Romano.

En la Edad Moderna, Napoleón Bonaparte, uno de los generales más victoriosos de la historia, comprendió el poder de la información y su difusión; por ello, siempre la utilizó para exponer sus puntos de vista, sus triunfos en el campo de la guerra y el derecho.

Ya en la Edad Contemporánea, la idea de manejar la información fue una ciencia total, con la invención de Joseph Goebbels: la propaganda nazi, que hoy en día es fielmente utilizada por todos los adeptos a crear el caos y la división en un país o escenario mundial. Es un mundo en el cual Maquiavelo se hubiese sentido “cómodo” porque no se equivocó al decir: “Hay quienes desean el poder solo para ostentarlo”.

Por su parte, la propaganda nazi tenía algunos principios fundamentales. Mencionaré solo tres: el “principio de la transposición”: cargar sobre el enemigo las mismas debilidades, vicios, errores, defectos y corrupción de ti mismo, respondiendo al ataque con ataque. Si no puedes negar las malas noticias sobre tu persona, inventa otras y cárgalas sobre tu enemigo. ¿No les parece bastante familiar esta “técnica”?

“Principio de vulgaridad”: mientras más popular y vulgar, es mejor, ya que las masas solo repiten y se inflama su corazón a la menor provocación. Para ello, debes buscar un hombre vulgar que piense que es popular: “La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa...”. Y un especial “principio de orquestación”: la propaganda o la idea debe repetirse incansablemente; basta decir un corto mensaje, y las masas lo seguirán, de ahí el dicho: “Repite una mentira mil veces y terminará siendo cierto”.

Y en la Unión Soviética de Joseph Stalin, del PCUS, se encontró la forma de controlar toda la información y crear su propia versión, allanando la mente de sus ciudadanos para creer que el régimen comunista era un “paraíso edénico” en la tierra.

Ese control sobre los ciudadanos, sobre la mente de las personas, hoy es aún mayor, omnipresente, de carácter ubicuo, porque la tecnología ha permitido remontar este hecho. Por ejemplo, en la antigua Roma, aunque Nerón fue un dictador y controlaba la información de muchas poblaciones y personas, no las controlaba todas, no podía porque carecía de los medios para lograrlo; los campesinos del norte de Italia bien podían pasar toda una vida sin saber de un emperador. Pero en la actualidad, no existe este problema: cualquier persona puede ser un dictador, un totalitario, un enemigo de todos. Simplemente repite una mentira con los fines que sean a través de las redes de comunicación, que ha sido vista como libertaria, pero en verdad es el vehículo de la destrucción. Imaginemos a un resentido social o simplemente a alguien que tenga un conflicto con cualquier tipo de autoridad; no las acepta, pero vive dentro del sistema.

Toma, por ejemplo, un argumento falso, un argumento de anarquía, y lo viraliza, lo coloca como suprema verdad. Argumenta llamando a la religión o a una cruzada cívica o libertaria. Empiezan a secuestrar personas, y de repente la mentira de esta persona u organización se vuelve una bandera de lucha... ¿Contra qué? ¿Contra quiénes? Y a los que no piensan igual a estos fenómenos, simplemente las masas los acallan con su propia “gendarmería”, como sucedió hace unos días cuando tomaron a una mujer por el cuello para privarla de libertad, so pretexto de luchar, paradójicamente, por la libertad.

El mundo está en peligro por aquellos que dicen liderar para pelear por la libertad. El problema es que sus aliados no respetan la libertad, el sindicalismo, la protesta, negando la veracidad de estas, pero acentuándolas en nuestro Panamá.

Debemos tener cuidado en no confundir al libertario con el opresor y al que consideramos opresor sea en verdad un libertario... Todo esto visto desde un relativismo moral y político.

Así, la información no es ya un arma de control de un dictador melancólico en la cima del aparato estatal, sino que es la herramienta del más ignorante “todólogo” que desde una “app” y desde su casa le hace más daño a una nación que peleando en las trincheras... ¡Di una mentira y terminará siendo verdad! ¡Salud, compatriotas! ¡”Vive la liberté”!

*El autor es Abogado, profesor en Filosofía e Historia
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