• 06/12/2011 01:00

Los problemas del tránsito

H onestamente, me siento abrumado por las denuncias de corrupción en el gobierno. Creo que lo han logrado, nos han servido tantos casos ...

H onestamente, me siento abrumado por las denuncias de corrupción en el gobierno. Creo que lo han logrado, nos han servido tantos casos en el plato que simplemente me abrumaron, siento que necesito pararme de la mesa y descansar. Por ello, no pienso escribir hoy de Paitilla, Chilibre, Juan Hombrón, radares, lanchas, mapas cartográficos de gran valor ni de viajes, nombramientos ni casos sin solucionar de asesinatos. No, hoy escribiré de algo terrenal, que diariamente me altera los nervios y que siento va de mal para peor. El tránsito por la bella ciudad de Panamá.

Acepto que hay avenidas afectadas por la construcción del Metro, que es un precio por las ventajas que después nos dé, que hay que pagar. Inclusive puedo comprender y aceptar tranques en áreas donde se dan reparaciones de la propia calle. Lo que me exaspera son aquellas situaciones que tienen fácil solución, pero pareciera que el director actual, como los anteriores, no puede simplemente actuar para corregirlo. Un claro ejemplo de problemas innecesarios en la circulación, son los giros a la derecha donde hay semáforo. Si hay semáforo, deben prohibir el giro a la derecha en rojo, simplemente porque esos que giran obstruyen a los que vienen con la verde y que han esperado en su roja pacientemente el cambio de luz.

Otra situación absurda es colocar las paradas de buses el inicio de la cuadra y no al final. Donde están colocadas solo logran crear tranques, al quedar invariablemente buses detrás del primero que logra la parada para recoger pasajeros o bien desembarcarlos. De igual forma, es absurdo permitir a vendedores ambulantes que coloquen carritos vendecomida o bebidas al inicio de las cuadras, porque sus clientes detienen el carro para comprar, causando el mismo perjuicio que los buses.

No dudo que el Tránsito tiene claro las situaciones que generan distintas empresas con el diseño de sus entradas y salidas, particularmente cuando son de mucho movimiento y cuando son camiones grandes. El caso más visible son las instalaciones de Tagaropulos S.A. en la Ricardo J. Alfaro. No ha habido gobierno capaz de ordenarles las modificaciones necesarias o inversiones adicionales para evitar los tranques en una súper concurrida avenida causado por sus camiones de entrega y despacho. Como corolario a estos problemas de esa empresa, está la exasperante situación del Supermercado de ellos en Calle 50, donde, por un diseño totalmente al revés de lo que debe ser, crea un tranque innecesario en la entrada frontal de los estacionamientos. Si el Tránsito los obligara a usar solo la entrada posterior y cierra la entrada frontal, le resuelve a cientos de automovilistas los periplos que diariamente hay que hacer para lograr transitar por la calle 74.

Por supuesto que para mejorar la circulación, el Tránsito tiene que estudiar en cuáles calles no deben permitir estacionamiento lateral. Estoy seguro de que a algunas vías se les debe mantener la opción del estacionamiento. Pero hay otras que deben eliminarlo o al menos eliminarlo en horas del día. Por ejemplo, comprendo que de noche en la vía Argentina se tengan que estacionar muchos, porque viven en los edificios que no tienen estacionamiento. Pero si esos carros de 8 a.m. a 6 p.m. no estuviesen allí, la vía sería más eficiente. Igual horario aplicaría yo en Punta Paitilla, asumiendo que a las 8 a.m. ya deben haber salido a trabajar esos carros adicionales de los edificios. Igual medida el Tránsito puede determinar en ciertas calles de San Francisco y Bella Vista, hoy intransitables y convertidas en una sola vía, cuando eran cuatro o tres las posibles.

No puedo dejar por fuera los semáforos inteligentes. Todos entendimos, cuando se dio el periodo de divulgación del uso de los mismos, que habría un centro de control que monitorearía el flujo de los carros en las distintas intersecciones para ir acomodando los ciclos de los semáforos. Triste cuento el que nos contaron. Los semáforos se colocaron, se encendieron y nadie ha verificado los ciclos aparentemente, porque los que efectivamente ayudaron siguen ayudando y los que perjudicaron, siguen perjudicando. Se depende en gran medida de la caballerosidad de los conductores. Y el grado de paciencia que se tenga al conducir.

Un elemento que necesariamente requiere atención es la educación al peatón en su conducta en las calles. Si vemos las estadísticas, son más los peatones arrollados que los muertos por estar dentro de los vehículos. En la gran mayoría de los casos ha habido imprudencia por el peatón, quien muchas veces hace caso omiso a las señales de tránsito, o inclusive al uso de los pasos elevados. Ahora bien, el Tránsito no se ha ocupado, por ejemplo, de pasos elevados en la Cinta Costera, y ha dejado a la velocidad del que cruza la posibilidad de cruzarla principalmente en el tramo inicial y el final.

Pudiésemos extenderlos ilimitadamente en este tema, porque es mucho lo que hay que hacer, pero la frustración mayor la causa el que pareciese que nadie lo quiere hacer. Nada peor en la imagen del director de la ATTT, que la falta de agentes de tránsito en este mes de diciembre, cuando evidentemente, por exceso de carros y gente en las calles, se requiere que en cada intersección concurrida esté un agente y no la luz de un semáforo. Pero, al final, tengo que aceptar que, en nuestro país, los cargos muchas veces son para cobrar un salario, dejar las cosas como están y no meterse con nadie.

INGENIERO Y ANALISTA POLÍTICO.

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