• 09/07/2014 02:00

El ser o no ser del presidente Varela

 Los panameños no queremos más de lo mismo de siempre

El más grande y estratégico desafío del nuevo gobierno será hacer de nuestro país uno cualitativamente diferente. Los panameños no queremos más de lo mismo de siempre. La reingeniería debe ser integral, pasando por atreverse a dotar a la nación de una institucionalidad confiable y no merced al poder político.

Comenzar a delegar en la ciudadanía mayor beligerancia y protagonismo en la fiscalización del bregar y desenvolvimiento de la gobernabilidad. Muy temprano para evaluar la gestión del presidente Juan Carlos Varela en este campo, pero ya debe ir exponiendo el cómo se van a articular en forma concreta los escenarios para darle forma a esa correlación Estado-Pueblo.

Históricamente los panameños estamos cansados de populismo y demagogia. Con más razón me ratifico de lo anterior, cuando fue el propio Varela, que después de su triunfo, solo cabía una bandera, la de Panamá y la Unidad Nacional. Aquí, en esto último el mandatario comienza mal. Cuando se plantea un gobierno de unidad nacional, la estrategia pasa por sumar a la mayor parte del espectro del ser nacional. No veo una línea clara del nuevo gobierno hacia mancuernar eso que se llama junta gobierno-pueblo.

El señor presidente podrá tener todas las buenas intenciones de hacer un buen gobierno, pero tiene a dos órganos del Estado que enfrentan un desgaste social trágico para la nación. Un órgano judicial cuya cabeza enfrenta un cuestionamiento social que nunca acaba y un órgano legislativo que resulta cómico y trágico.

Tres componentes necesarios de reingeniería integral son: 1. Salud integral. Mi percepción es que adolecemos de norte y hay crisis en nuestro sistema de salud pública. Recuerdo al Dr. José Renán Esquivel, quien solía decir que la estrategia de construir hospitales reflejaba la falta de políticas integrales en materia de salud. 2. La educación y 3, la seguridad ciudadana. Estas son asignaturas que hay que trabajarlas con la participación de todos los actores que se desenvuelven en dichas actividades. Si estos procesos no ocurren y se desenvuelven con participación democrática, seguiremos estancados y, como siempre, las crisis estarán a la vista.

Además de lo anterior, el gobierno tendrá que relativizar el poder de grupos de intereses afecto a él y que le apoyaron en su millonaria campaña. Son fracciones del poder comercial y agroindustriales, no tan ortodoxas y conservadoras como las que se servían del poder del gobierno democráticamente defenestrado, hoy molestos e irritados por la medida de establecer precios topes de productos de la canasta alimentaria.

Aprovecho, para denunciar a grupos de poder como el de venta y distribución de medicamentos. Esto se está volviendo una realidad canalla y expoliadora. Urge trabajar en una estrategia para reducir los precios de estos insumos. El nombramiento de nuevos procuradores. ¿Seguirá el presidente manejando esto con el dedo o se someterá a un escenario de consultas con la nación? Estamos vigilantes.

ABOGADO

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