Cambio de mentalidad

Comparado con nuestros vecinos de Latinoamérica y otros países del mundo, nuestra posición económica, de crecimiento, de seguridad, de urbanidad, etc., es superior, más no la ideal. Así las cosas, los reproches hacia lo que un gobierno dejó de hacer o hizo, pero mal, quedan minimizados, porque el problema mayor es cómo hacer para que las cosas caminen hacia un Panamá con desarrollo humano y eso depende de toda la sociedad. Y el gran problema de nuestra sociedad no es otro que falta de valores, porque la corrupción es consecuencia de esa ausencia de valores como la vergüenza, por ejemplo. No hay un solo pueblo en que un ciudadano no pida un cargo para ganar dinero, más no para contribuir con la solución de los problemas de su propia comunidad. Las calles están sucias y se culpa más a la institución que las tiene que limpiar que al ciudadano que la ensucia. El solo cambio de la mentalidad mediocre lleva a una persona a ver la vida de otra manera. Así, en lugar de quejarse de que no lleguen a recoger los desperdicios de su casa cada dos días, procure de que los desechos de su hogar se tengan que retirar solo una vez a la semana. Pero más allá de la basura, la falta de valores implica un compromiso con uno mismo y determina la templanza y el espíritu de una sociedad. El liderazgo del presidente electo ha calado en todos los sectores y bien puede fomentar el rescate de los valores cívicos y morales y con solo entusiasmar a la gente, ya está contribuyendo al desarrollo de Panamá. No necesita dinero, solo accionar esa tecla para encender la chispa. ¡Así de simple!