Ante la compleja situación social y política que atraviesa nuestro país la Conferencia Episcopal Panameña, el Comité Ecuménico y el Comité Interreligioso,...

El despido de más de 4.000 trabajadores del sector bananero es una terrible noticia para la provincia de Bocas del Toro, para la economía en general y para el país. Mientras que la empresa culpa a la huelga de los trabajadores por la crisis, los obreros cuestionan al Gobierno por la situación, pero al mismo tiempo mantienen el paro, a pesar del acuerdo parcial alcanzado. Claramente, estas posturas no nos van a llevar a ningún lado, más cuando nos encontramos en una coyuntura de extrema polarización, en que están viéndose escenas de caos por parte de algunos grupos, al tiempo que tienen lugar excesos de la fuerza pública contra la población que protesta. Urge que el Gobierno acepte el llamado de la Iglesia católica y otras fuerzas vivas para un diálogo nacional que permita confluir a todas las partes y acercar posiciones. No es solo un mínimo ejercicio de democracia, sino también una forma de garantizar una salida pacífica y política a la crisis. Ese es el camino que nos permitirá garantizar los empleos en Bocas del Toro y en todo Panamá. El país no puede esperar más.