Las órdenes giradas desde el Ministerio Público y del Gobierno central sobre el Suntracs en los últimos días, sin duda marcan un hecho sin precedentes en la historia de la democracia posinvasión del país. Ciertamente, muchas posturas del sindicato son muy criticables y generan animadversión en distintos sectores de la sociedad. Pero esto no debe nublar el hecho de que todo lo que ocurra a partir de este momento con el futuro del gremio debe darse en estricto derecho, de lo contrario, estaríamos ante un retroceso peligroso en garantías democráticas. El despliegue masivo coordinado entre la Policía y el Ministerio Público en medio de una huelga contra sus políticas, es una sucesión de hechos cuya temporalidad, en apariencia milimétrica, debe ser en estricto apego a la ley, pues no puede haber nadie por encima de ella. En sociedades fracturadas y desiguales como Panamá, el disenso es un balón de oxígeno para la democracia, pero siempre utilizado con responsabilidad, sin afectar a terceros y sin oportunismo. Y en todo régimen democrático, el diálogo siempre es la mejor solución para los conflictos.

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