El líder chavista indicó que el Gobierno de Estados Unidos “agredió al mundo con una guerra arancelaria totalmente ilegal, que rompe la legalidad de la...

América Latina y el Caribe pierden a uno de sus más grandes hijos, José “Pepe” Mujica, el estadista, el guerrillero, el preso político, el agricultor en su chacra en las afueras de Montevideo, Uruguay. Leal a sus ideas hasta el último día de su vida, emprendió desde muy joven el camino de la lucha social y contra las injusticias del capitalismo. Fue guerrillero y nunca renegó de su pasado; lo abrazó como un sendero que le enseñó que ante las tiranías los pueblos tienen el legítimo derecho de alcanzar su libertad con las armas. El precio de esa rebeldía fue más 14 años en las mazmorras de la dictadura uruguaya, régimen que formó parte de la infame operación Cóndor, aquella red de terrorismo de Estado dirigida por Washington en los 70. Ese duro encierro fue clave para configurar lo que sería una de sus calidades más destacadas: la defensa de la democracia por encima de las ideologías. Abandonando las armas por los votos, sin dejar sus ideales socialistas, supo ser crítico de los desmanes de la izquierda y la derecha, cuyos dirigentes, al momento de proteger sus privilegios, desconocen todo lo que una vez afirmaron defender. Mujica denunció la guerra y los conflictos en el mundo, condenó los imperialismos y buscó la forma de ser puentes de diálogo. También mostró que es posible llegar al poder y salir sin enriquecerse inmoralmente a costa de la gente; la austeridad de lo justo como un sentido ético. Tampoco desconoció los resultados de la democracia cuando el pueblo no le favoreció con el voto, ni eligió atrincherarse en el poder a diferencia de la otra vetusta izquierda que niega la voluntad popular. No hace falta compartir sus ideas, con las que se puede estar de acuerdo o no, para reconocer que deja un legado de una vida consecuente. En tiempos en que la política se degrada por igual sin importar el signo ideológico, su legado cobra más valor en tiempos de guerra.