• 23/04/2017 02:00

Diálogo por la paz...

La educación nacional es de pésima calidad, la lectura no existe como herramienta del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Nada justificaría el fratricidio por medio de las armas; cualquier sacrificio es poco, cuando de evitar la guerra se trata; el diálogo es el recurso racional por excelencia, la única lucha válida es la confrontación de ideas para construir acuerdos o fórmulas de avenencia que permitan superar diferencias. Lo irracional e inadmisible es la pretensión de imponer a otros los valores o creencias de una parte. Y peor aún, cuando esa parte se atribuye la facultad de calificar, juzgar e incluso sancionar a los demás. El autoritarismo, sintetizado en la política del gran garrote, no tiene cabida en el siglo de la información y el conocimiento. A inicios del siglo pasado, Roosevelt dijo: ‘La fidelidad de los Estados Unidos a la doctrina Monroe podrá obligarlos, aunque eso les repugne, a ejercer un poder de policía internacional…'. No, la verdad y la razón no son patrimonio exclusivo de ninguna condición; la paz no se puede imponer, por muy poderosa que se considere a una fuerza militar; la paz es fruto de la justicia. A la luz del derecho internacional, la sensatez indica la conveniencia de retomar el mensaje del Benemérito de las Américas, Benito Juárez: ‘Entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz'.

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