Este arranca la Feria Internacional del Libro, una de las citas culturales más importantes de la ciudad de Panamá y el país. Una propuesta que ha alcanzado un espacio invaluable para el encuentro con la lectura y producción literaria. Pero esta iniciativa, que celebramos y que tiene todos los años un amplio respaldo de la población, no puede ser el único espacio para el acceso a la cultura. Al mismo tiempo que es un estímulo e impulso de lo que podemos hacer como país, también nos interpela la necesidad de democratizar las políticas culturales, históricamente concentradas en la capital y al las que solo pueden tener acceso unos cuantos. ¿Cuál es la propuesta de cultura del país desde las instituciones? ¿Qué hacen las autoridades del Ejecutivo y los gobiernos locales para desarrollar una alternativa para la población? Una política nacional de cultura implica pensar la misma desde los intereses nacionales, nuestra idiosincrasia e historia. También es un trabajo colectivo, que debe construirse se abajo hacia arriba, es decir, con la diversidad de ideas y visiones de Panamá junto a la pluralidad de la ciudadanía. Debe también invitar a tener un pensamiento crítico, democrático y de progreso. En tiempos en que avanza el autoritarismo y populismo en América Latina y el mundo, fenómeno del que Panamá no está excluido, la cultura y educación son herramientas clave si aspiramos a tener un país mejor.

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