Decenas de famosos alabaron este lunes el estilo de los dandis negros y lucieron conjuntos de sastrería extravagantes en su honor en el preludio de la...

Hoy es Sábado de Gloria, quizá el día más importante de la Semana Santa. Es cuando el silencio se convierte en el protagonista. La iglesia y los feligreses neutralizan los ruidos en honor a Jesucristo, que yace en el sepulcro tras su crucifixión. Ese silencio simboliza el luto por la muerte de Jesús, pero también la expectativa y la esperanza ante su prometida Resurrección. Por ello, es momento para contemplar y analizar estos tiempos convulsos que estamos viviendo, con sus causas y sus aprendizajes. Es oportuno, además, que la pausa y la serenidad imperen. Quienes tienen la responsabilidad de llevar las riendas del país deben aprovechar para reflexionar sobre sus acciones y sobre las decisiones erráticas que han tomado y que han impactado, en gran medida, a nuestra gente. Pero no solo los gobernantes deben entrar en el campo de la autocrítica; también cada panameño debe asumir su función. Es así como las naciones se hacen grandes, con voluntad y determinación firme de un conglomerado social para empujar y avanzar en una misma dirección. Rescatar el camino de la unidad, la fraternidad y la esperanza es clave. Necesitamos creer. Hay que redoblar esfuerzos, desde todos los frentes. Hay que ser transparentes y cónsonos con cada paso que se ejecute. Que no se nos olvide que la polarización, la desconfianza y el desencanto generalizado están dejando huellas profundas. Todavía hay tiempo de cambiar el rumbo.