• 13/01/2012 01:00

Sensatez

Los sobresaltos en los que está sometida la sociedad panameña por los escándalos y las acciones del gobierno, ya rayan en preocupación. ...

Los sobresaltos en los que está sometida la sociedad panameña por los escándalos y las acciones del gobierno, ya rayan en preocupación. Con lenguaje despectivo y poco serio para la investidura de un mandatario, el 2012 ha empezado sumiendo al país en una grave crisis política de dimensiones inimaginables y parece que desde el gobierno no se dan cuenta. Con la ‘renunciada’ del alcalde capitalino, la institucionalidad democrática del país pende de un hilo. Más aquí no deseamos que la polarización de las fuerzas nos regrese al final de los 80. El país está creciendo y la economía es sólida, pero ¿cuánto más pueden resistir los inversionistas al ver tanta incertidumbre? Ya estamos bajo la mirada internacional. ¿Podrán los ministros analizar con cabeza fría esta realidad inminente? ¿Cómo justificar tanta locura? El gobierno necesita una voz conciliadora para evitar enfrentamientos y que perdamos lo que hemos alcanzado como sociedad. Lo que pasa es sumamente serio y ya no permite más arrebatos que afecten nuestra democracia.

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