En las calles de nuestras ciudades, en parques, entradas de edificios y bajo los puentes, viven cientos de panameños que el resto del país elige ignorar. Son personas en situación de calle, cuyas historias están marcadas por el abandono, la pobreza, las adicciones y la falta de acceso a la salud mental. Hoy viven al margen de todo. No se trata simplemente de un problema de seguridad o de salud, y mucho menos de un asunto “estético” para las urbes del país, como algunas autoridades locales y nacionales históricamente han percibido la situación. Las cifras —muchas de ellas desactualizadas— indican que tan solo en la ciudad de Panamá hay más de 600 personas en situación de calle. En 2024, un estudio realizado por la Universidad de Panamá reveló que la principal causa por la que estas personas terminaron sin hogar fue la falta de empleo. Cuando el Estado no garantiza lo mínimo para una vida digna, la calle se convierte en un destino forzado para muchos. Es una evidencia dolorosa de nuestras fallas estructurales: el alto costo de la vivienda, un sistema de salud fragmentado, empleo precario y una educación desigual. Nadie merece, ni debe, ser expulsado por el sistema. Erradicar las condiciones que llevan a los panameños a vivir en la calle y brindar una vida digna a quienes ya se encuentran en la indigencia no es solo responsabilidad del Estado: es un imperativo moral de toda la sociedad.

En las calles de nuestras ciudades, en parques, entradas de edificios y bajo los puentes, viven cientos de panameños que el resto del país elige ignorar. Son personas en situación de calle, cuyas historias están marcadas por el abandono, la pobreza, las adicciones y la falta de acceso a la salud mental. Hoy viven al margen de todo.

No se trata simplemente de un problema de seguridad o de salud, y mucho menos de un asunto “estético” para las urbes del país, como algunas autoridades locales y nacionales históricamente han percibido la situación. Las cifras —muchas de ellas desactualizadas— indican que tan solo en la ciudad de Panamá hay más de 600 personas en situación de calle.
En 2024, un estudio realizado por la Universidad de Panamá reveló que la principal causa por la que estas personas terminaron sin hogar fue la falta de empleo. Cuando el Estado no garantiza lo mínimo para una vida digna, la calle se convierte en un destino forzado para muchos. Es una evidencia dolorosa de nuestras fallas estructurales: el alto costo de la vivienda, un sistema de salud fragmentado, empleo precario y una educación desigual.
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