A los mercados públicos para mejorar la canasta...

La queja es permanente y con justa razón: la comida está incomprable. Quienes suelen hacer las compras familiares con regularidad pueden confirmarlo; pues, pese a que algunos comercios hacen ofertas, no es de extrañar que lo que hoy cuesta dos centavos menos, mañana cueste tres más. Una alternativa es irse a los mercados públicos, para saltarse algunos intermediarios. El gran problema es que estos lugares casi siempre, por no decir siempre, presentan un estado deplorable que no invita a visitarlos. Cada distrito debe tener mercados limpios, ordenados, seguros, además de bien ubicados, que no sea un engorro llegar a ellos; donde los productores ofrezcan los alimentos frescos, en condiciones adecuadas y a buenos precios y los consumidores puedan ir con absoluta confianza. En esto es que deben estar las autoridades, a ver si terminan por realmente ayudar a la población a alimentarse mejor con sus propios recursos económicos.