Un país unido

La política panameña está secuestrada por los negociantes y si nos descuidamos la mafia entra en ese terreno a reclamar su parte. En primer lugar, la política se utiliza como trampolín para acceder al poder y allí repartirse los negocios. No importa el partido, ellos son solo los vehículos. Del otro lado y bajo la misma fórmula, pero a una escala todavía menor, los mafiosos financian a alcaldes, representantes y diputados. Bajo estas circunstancias, Panamá no soporta más este tipo de esquema. No funciona la justicia y sin justicia no vamos para ningún lado. Debemos darle un vuelco a este problema. Para ello necesitamos hacer un pacto de unidad entre todas las fuerzas políticas y civiles. Basta de hipocresías. Todos sabemos que si continuamos bajo este sistema, el país pierde todos esos atractivos y dejará de crecer. Estamos en un boom, pero ¿hasta cuándo? La situación es crítica, porque una gran cantidad de nuestros ‘líderes’ solo piensan en sus bolsillos. Hay una oportunidad para hacer el cambio y ojalá que todas las partes permitan y entiendan que Panamá está primero. Necesitamos una constituyente ya, pero antes, un acuerdo político que nos permita sentar las bases para refundar Panamá. ¿Alguien dijo no?