Hacer justicia

Cada vez que se produce un cambio en el gobierno, en donde hasta ahora el relevo siempre ha correspondido a partidos de oposición, la ciudadanía se ilusiona con la esperanza de que le caerá el peso de la justicia a aquellos malos funcionarios y peores panameños que, abusando de un poder efímero, lucraron del erario y cometieron toda clase de tropelías amparados por el aparato estatal. Sin excepción, cuando la mano de la justicia intenta atraparlos y someterlos a la Ley, se alega que son sujeto de persecución política. Con el pasar de los meses, los casos judiciales suelen quedar en nada y así se frustra cada cinco años el sentir popular de hacer justicia y de ver, como ocurre en otras latitudes no muy lejanas, que en efecto la justicia es equitativa e igual para todos. En la administración que iniciará el próximo 1° de julio se presenta el mismo fenómeno, pero con la diferencia de que las expectativas de justicia son ahora mucho mayores; porque la frustración acumulada es demasiada y porque la evidencia de abusos es francamente grosera. Como lo expresó Erasmo Pinilla, nos preguntamos si las argucias políticas de siempre, aduciendo paz y reconciliación nacional, dejarán sin castigo los desmanes, las satrapías y el saqueo de las arcas nacionales.