Acabemos con la impunidad

Es injustificable e imperdonable que una persona, con intención y alevosía, dispare contra otras personas y les cause la muerte. No obstante, sin entrar a debatir este trágico hecho que ocurrió en Dallas, Texas, donde cinco policías murieron y otros siete resultaron heridos el jueves por la noche por los disparos de un francotirador durante una manifestación contra la violencia policial, el ejemplo es válido para analizar otro tema que explicaría la génesis de este trágico suceso. Y es que el racismo, aún persiste en la mente de muchas personas. Esto, a su vez, provoca resentimientos que llegan a explotar, como en efecto ocurrió. Es la misma sensación de impunidad que se vive en Panamá, donde el que más paga, siempre es al que mejor le va con la justicia. Cuando se recurre a la justicia, es porque se busca que medie un tercero y a fuerza de lo que plasma la ley, se espera un fallo que haga justicia. Ahora, cuando no hay justicia, cuando se sabe de antemano que no se va a aplicar la ley, el ser humano va creando un resentimiento y se ve luego forzado a tomar medidas inimaginables. Ojalá las autoridades panameñas, esas que el pueblo creyó que le devolverían la fe en la justicia, empiecen a corregir el rumbo, porque de seguir la impunidad, se alimenta también la frustración y el resentimiento y sin duda, si explota, todos perdemos.